Es muy común que nuestro gato se rasque, el problema viene cuando se rasca a todas horas provocándose incluso lesiones.

Otras veces, esto puede coincidir con la llegada de un gato nuevo a casa, momento en el que, nuestro felino ha empezado con los picores. En ese caso, tendremos que acudir al veterinario para que descarte que pueda tener ácaros transmitidos por el nuevo animal.

Los ácaros son unos parásitos externos a los que les gusta especialmente la piel de los gatos, provocando picores, malestar y otras molestias, en función de donde los encontremos.

Es muy importante que tengamos en cuenta si nuestra mascota tiene ácaros, por diferentes motivos:

  • El principal es que son una zoonosis, pudiendo transmitirse a los humanos, sobre todo en caso de personas inmunodeprimidas como son los niños o personas mayores.
  • Provocan lesiones en la piel que pueden contagiarse a otros gatos. Muy transmisibles por contacto.
  • Encontraremos más cantidad de ácaros en animales que no estén bien cuidados, en la calle, colectividades…etc.

Tipos de sarna

Existen varios tipos de sarna en los gatos.

Sarna otodéctica

Es muy frecuente encontrarla en gatitos de corta edad. Lo normal es que hayan sido contagiados o bien por los padres o hermanos, o por otros gatos. También podemos encontrarla en gatos adultos.

  • Se caracteriza porque los gatos presentan mucho picor en ambos oídos. Solo afectará a esta zona.
  • El ácaro encargado se llama Otodectes Cynotis.
  • También tendrán secreción negruzca.
  • El veterinario podrá confirmar su presencia de dos formas:
  • Mediante el otoscopio: se verán pequeños parásitos de color blanco-amarillento que se mueven bastante.
  • Cogiendo una muestra del oído con un bastoncillo y mirándola en el microscopio. Aquí se verán los adultos de ambos sexos.
  • El tratamiento ideal es la Selamectina y se administra mediante una pipeta en el cuello. Los ácaros morirán, pero se deberá repetir a las 2-3 semanas en función del criterio veterinario para así poder eliminar el ciclo del parásito.
  • Podremos ayudar con limpiadores óticos ambos oídos para así eliminar la suciedad generada.
  • Deberán ser tratados todos los gatos del mismo hogar, sino, mediante el contagio de unos a otros nunca eliminaremos todos los ácaros existentes.

Sarna notoédrica:

En este caso, el ácaro se llama Notoedres cati y es una sarna bastante menos común que la anterior.

La hembra del ácaro excava galerías subcutáneas tras hacer la cópula con el macho; en el interior pone huevos; cuando eclosionan surgen las larvas, que tras pasar por ninfas se convertirán en adultas y volverán a hacer el ciclo de nuevo.

  • Es una sarna muy contagiosa de las dos maneras:
  • Directa: por contacto estrecho con otros gatos.
  • Indirecta: por contacto de camas, suelo, alfombras…
  • Afecta sobre todo a la zona de la cabeza y debido al picor, se le cae el pelo de la cabeza y aparecen costras.
  • También en gatos jóvenes o inmunodeprimidos.
  • El veterinario confirmará la patología mediante un raspado de la piel y visualizando esa muestra al microscopio para así poner un tratamiento cuanto antes.
  • El tratamiento de elección es también la selamectina y también debe aplicarse al resto de gatos, aunque no presenten síntomas.
  • Además, es muy importante la limpieza y desinfección de las zonas comunes del gato para evitar reinfecciones.

Sarna demodécica:

Es poco frecuente en gatos.

Es un ácaro que vive de manera habitual en la piel; cuando existe un desequilibrio, esta población de parásitos aumenta considerablemente provocando lesiones como:

  • Alopecia alrededor de los ojos.
  • No causa picor, salvo que las lesiones presenten una infección secundaria.
  • No es contagiosa.
  • Ejemplos: gatos con leucemia, inmunodeficiencia… u otro problema inmunitario.
  • Es más frecuente en perros.

Cheyletiella

Es un ácaro que aparece en las zonas posteriores, en las lumbares.

  • Frecuente en camadas grandes que comparten zonas sucias o mala higiene.
  • Se conoce como “caspa andante”, debido a que se ve como se mueve.
  • Se trata con antiparasitarios externos y tiene buena respuesta.
  • También provoca prurito.

Es importante que en el momento en el que veamos que nuestro gato se rasca más de lo normal acudamos a nuestro veterinario para poder diagnosticar por que se rasca. Muchas veces, esperar es peor y provocará que se hagan heridas o lesiones que pueden haberse evitado.

Además, evitaremos contagios a niños y personas inmunodeprimidas simplemente instaurando un tratamiento tópico rápido y eficaz.

Recuerda que MAPFRE cuenta con un Seguro para Mascotas, por lo que en estos casos, lo más recomendable es acudir a un veterinario y que sea él quien valore cual será la mejor manera de proceder.