Aunque perros y gatos sean usados como ejemplo de mascotas diferentes, en realidad es posible que ambos puedan convivir en armonía en un hogar. Para conseguir que ambos animales estén a gusto es conveniente conocer las características de cada especie y seguir una serie de hábitos con los que conseguir una agradable coexistencia.

Con qué animales conviven mejor los gatos

Debido a su carácter independiente, los gatos no suelen prestar demasiada atención al resto de especies. Su instinto animal hace que no pueda convivir con peces o aves, pero sin embargo sí que puede tener una buena relación con conejos, otros gatos y, aunque parezca sorprendente a priori, con perros.

Con qué animales conviven mejor los perros

Los perros son animales afables y sociables que pueden llegar a vivir con otros animales de forma pacífica.

  • Convivir con hurones: comparten muchas características, ambos son sociables y les gusta estar rodeados de gente, por lo que entre ellos también se hacen compañía y pueden jugar. A los hurones se les pude sacar a la calle, de esta manera pueden compartir momentos y juegos en el parque.
  • Convivir con conejos: estos pequeños roedores son pacíficos, sociables y dóciles por lo que pueden convivir sin problema con los perros, incluso forjar una buena amistad y dormir juntos.
  • Convivir con hámsteres, jerbos y cobayas: de primeras, la convivencia entre perros y estos roedores puede ser más complicada, pues aparece el instinto cazador del can y ven a estos pequeños animales como presas, pero en poco tiempo se darán cuenta de que no son ninguna amenaza. Tampoco esperes una relación de uña y carne, pero se tolerarán y podrán vivir juntos.
  • Convivir con aves y pájaros: a pesar de ser animales totalmente distintos pueden convivir sin problemas, por lo general no interactuarán demasiado y cada uno tendrá su espacio.

Convivencia entre perros y gatos

Los perros y gatos pueden llevarse bien ¡claro que sí! Pero tenemos que saber que son dos especies diferentes y que hay que seguir unas pautas para crear un ambiente adecuado y tranquilo en el que todos se sientan cómodos, seguros y vivan en armonía.

  • Hacer las presentaciones oficiales: déjales en un mismo espacio, a poder ser amplio, para ver cómo se comportan, que se observen, huelan e interaccionen. Siempre debes estar delante por si se llevan mal y hay que separarles. Cuando el gato ponga el pelo erizado, las orejas hacia atrás y la boca abierta es el momento de intervenir, al igual que si el perro observa fijamente al minino, empieza a gruñir y a enseñar los dientes.
  • Dejar que se acostumbren a los olores: igual que el gato huele al humano antes de considerarle su amigo, con el perro pasa lo mismo. Los dos deben olerse para aceptarse. Un buen truco es acariciar primero al gato y luego al perro. Poco a poco disminuye la agresividad que puede haber entre ambos.
  • Premiarles: hay que reforzar positivamente cuando muestran actitudes positivas, de acercamiento y amistad, bien con tu propia voz (“Muy bien”), con golosinas…
  • No dividir la casa en dos: de esta manera es muy complicado que se toleren, deben convivir en el mismo espacio.
  • La comida, por separado: hay que hacerles entender que cada uno tiene su comida y uno no puede comer la del otro, esto es motivo de disputas entre los perros y gatos, ya que ambos tienen un instinto depredador. Con el tiempo, si se llevan bien no será necesario separarles.

Durante las primeras semanas el dueño debe supervisar a ambos animales y ver cómo se relacionan, poco a poco y a medida que se vayan creando lazos el dueño podrá ir reduciendo la vigilancia.

Independientemente de las especies que se junten bajo el mismo techo, si los animales se conocen desde cachorros experimentan la impronta y quedan unidos de por vida, de esta manera se crean relaciones muy afectivas y serán amigos para siempre.