Si crees que tu perro puede padecer el síndrome del perro pequeño, lo primero que tienes que asumir es que es un problema del comportamiento que tú tienes con él.

Si con la excusa de que es pequeño, permites a tu mascota saltar sobre la gente, ladrar a las personas que llegan a tu casa o maltratar el mobiliario, estás favoreciendo la aparición del síndrome del perro pequeño.

¿Cómo saber que tu perro tiene síndrome del perro pequeño?

Los perros que padecen comportamientos relacionados con el síndrome del perro pequeño son, por lo general, canes de poca envergadura y peso. Son mascotas que tienen un aspecto confiable y adorable, lo que provoca que tanto sus dueños como otras personas de su entorno se dejen llevar por esa apariencia y no controlen su comportamiento.

Hay algunos signos que permiten sospechar de que estás sufriendo las consecuencias de malcriar a tu perro.

  • Ladra de forma incontrolada y sin motivos aparentes o razonables.
  • Se muestra nervioso y ansioso especialmente cuando se le reprende.
  • Impone sus costumbres y por ejemplo, no acepta su nueva casa.
  • No acepta de buen grado normas domésticas
  • No tolera el uso de correa ni bozal.
  • Agobia a los invitados o familiares que te visitan en casa.

¿Cómo actuar ante un caso de síndrome de perro pequeño?

Cuando el dueño de un perro asume que él es el principal causante del mal comportamiento que tiene que soportar de su mascota, ya ha dado el paso más importante para superarlo e invertir esta desagradable situación.

El propietario de una mascota asume cuidarlo y procurarle las mejores atenciones y protección, lo que según recuerdan los veterinarios, incluye enseñarle disciplina y normas necesarias para la buena convivencia doméstica. Eso incluye a todos los perros, los grandes y los pequeños, cada uno necesita y agradece esta educación por parte de sus dueños.

Entrenadores y adiestradores resumen en 5 las pautas aquello que debes cumplir para evitar que tu perro sufra síndrome de perro pequeño o, si ya lo tiene, conseguir modificarlo.

  • Recuerda que tu obligación es cuidar a tu perro.
  • La disciplina y las normas permiten la mejor convivencia doméstica y aportan a tu perro seguridad y confianza.
  • No seas blando con las normas básicas y aunque tu perro no resulte peligroso o molesto, no le permitas acciones que no consideres adecuadas, con independencia del tamaño o la apariencia de tu perro.
  • Recurre a la educación, algún tipo de entrenamiento y al adiestramiento profesional, si no puedes superar por ti solo la tentación de dejarle hacer lo que quiere.
  • No refuerces las conductas negativas sino justo las contrarias.

¿Qué consecuencias tiene el síndrome del perro pequeño?

Aunque tu perro sea adorable, si su comportamiento se vuelve molesto y difícil con ladrido constante, como consecuencia de tu dejadez en tus obligaciones como educador, tanto él como tu sufriréis las consecuencias.

  • Un perro con síndrome de perro pequeño resulta poco agradable para la gente.
  • El propio dueño se enfrenta día a día a falta de paciencia y cansancio ante un perro con el que se hace difícil la convivencia.
  • El perro puede mostrarse ansioso, deprimido y muy nervioso.
  • Es fácil que el perro sufra ansiedad por separación, miedos y fobias.

Aunque te va a costar acostumbrarte, en poco tiempo te harás con la situación y evitarás tratar a tu perro de manera más blanda porque sea pequeño, notarás como vuestra relación mejora y tu mascota se encuentra mejor.