Los perros cada vez están más apegados a sus dueños y comparten mil y una aventuras con ellos tanto en el exterior como en casa. Este vínculo que es muy bueno para muchas cosas, también puede generar problemas en su comportamiento cuando se quedan solos o cuando algo les parece extraño a su día a día.

Entre los problemas de comportamiento más comunes, destacan:

  • La ansiedad por separación cuando el propietario se va a trabajar o a hacer alguna gestión sin él.
  • Estrés, si viene alguien desconocido a casa.
  • Problemas para sociabilizar con otros perros en la calle.

A pesar de que seamos rigurosos en su educación y pensemos que estamos haciendo las cosas bien, porque nuestro perro es normal, bueno, cariñoso, simpático y juguetón, vemos que tenemos un problema que solucionar cuando empiezan los ladridos continuos.

Suele suceder cuando se quedan solos en casa y son los propios vecinos quienes nos alertan. Al principio, nos resulta increíble, ya que nunca hemos observado esta conducta en nuestro can en nuestra presencia. En ese momento, uno de los primeros pensamientos que se vienen a nuestra cabeza es cómo solucionar este tema de la manera más rápida y eficiente posible y el collar antiladridos puede ser algo recurrente.

Pero antes de decidirnos por uno, debemos tener claro si es el mejor método para nuestra mascota y saber que se coloca en una de las zonas más sensibles del animal, el cuello.

¿Qué tipo de collares antiladridos existen?

Collares por vibración o pitido

Tienen unos sensores que cuando detectan el movimiento de las cuerdas vocales, generan una pequeña vibración y un pitido muy molesto, solo audible para los animales. Si el perro continúa ladrando, la vibración y el ruido suben de intensidad, lo que les hace parar ante la incomodidad.

Collares eléctricos

Tienen una pequeña cajita electrónica insertada y cuando el perro ladra, emite una pequeña descarga eléctrica, que irá subiendo de intensidad a medida que el can sigue ladrando. Tiene una parte muy negativa y es que se han dado casos en los que estos collares pueden causar heridas o lesiones en el cuello.

Collares de spray

Provocan una emisión de citronela en la zona de la nariz del animal cuando éste emite un ladrido.

Los tres tipos de collares buscan un estímulo externo en el perro que haga que como consecuencia de la señal que recibe, deje de ladrar.

Modelos

CMONAMI

Es muy versátil, ya que se puede utilizar como collar de adiestramiento manual gracias a su mando de control remoto y como antiladridos en la opción de automático. Tiene 2 modos de corrección: un nivel de pitido y un modo de vibración con diferentes intensidades. El receptor es impermeable y es recomendable para perros con pelo corto y no muy abundante.

PetSafe Spray

Este collar antiladridos para perros está diseñado con la tecnología de spray para ayudarle a terminar con los ladridos. El collar cuenta con un compartimento para colocar el cartucho de spray que emite una nube de citronela. Son cómodos de reemplazar y no necesita pilas. Es resistente al agua.

IOKHEIRA

Este collar de adiestramiento y antiladridos tiene cuatro modos de corrección: luz LED, pitidos, vibración ajustable de 100 niveles y vibración fuerte o descargas electroestáticas ajustable de 100 niveles. Lo bueno de este dispositivo es que tiene un alcance de 800 metros. Como todos, resistente al agua, salpicaduras y lloviznas.

Posibles usos

Utilizamos los collares eléctricos como método de adiestramiento, cuando el perro tiene una conducta o comportamiento negativo y queremos que aprenda. Las situaciones más comunes son cuando:

  • El perro ladra constantemente al estar solo en casa.
  • El perro ladra sin parar a otros perros por la calle.
  • El perro ladra incontroladamente al dueño y resto de personas.

También se pueden usar en situaciones que no ladra pero que tiene una mala conducta, ya que suelen llevar un mando a distancia y es el dueño quien activa la descarga cuando lo considera oportuno.

  • Es agresivo, tanto con otros perros como con las personas. Gruñe, hace amagos de morder o directamente muerde.
  • No sabe controlar su entusiasmo y salta sobre las personas.
  • Se sube a la cama, sofá… cualquier sitio no permitido.
  • Devora todo lo que ve, tanto la comida de la basura como la del suelo, incluso la comida del plato de las personas.

¿Es bueno utilizarlo?

Lo cierto es que aunque estos collares “asustan” de alguna manera al perro y le hacen asociar el ladrido con algo negativo, en realidad con ellos no estamos tratando la causa real que hace al animal tener esa conducta.

Si solo intentamos parar el ladrido, pero el perro lo que tiene es ansiedad o miedo a quedarse solo, puede ser que añadamos un nuevo miedo por el collar o incluso que nuestro can desarrolle otros problemas de comportamiento, como morder o ser más agresivo.

  • Si en casa suele ladrar, puede que deje de hacerlo al tener el collar, ya sea por el ruido molesto de las vibraciones o por las descargas, pero tendrá una conducta redirigida debido a la ansiedad que puede dar lugar a que por ejemplo, muerda los muebles u otros objetos del hogar.
  • Si se trata de un can que ladra en la calle a otros perros, suele hacerlo porque quiere comunicar miedo, felicidad, superioridad, etc. hacia los demás. Si inhibimos esto, podemos dar pie a que, por ejemplo, muestre su ansiedad de otra manera, pudiendo dar lugar a agresividad.

Esto son solo dos casos concretos, dos ejemplos en los que estamos haciendo que en el fondo, nuestro mejor amigo se reprima y esto le lleve a tener otras conductas que pueden resultar incluso peores que el propio ladrido.

Los collares antiladridos, por tanto, estarán o no recomendados en función de cada propietario y del problema concreto del can, pero lo ideal en estos casos es intentar recurrir a un etólogo para poder tratar la causa del ladrido y que sea este quien diagnostique un tratamiento adecuado, que no tenga secuelas para nuestro perro.

Solemos pensar que cualquier tratamiento para un animal va a resultar más caro que comprar uno de estos collares, pero lo cierto es que estamos equivocados y muchas veces podemos evitar secuelas para nuestra mascota, que será mucho más feliz una vez que tratemos problemas como la ansiedad o el miedo.

Si hacemos un símil con un problema humano se entenderá perfectamente: “Si tenemos fiebre, podemos tomar un antipirético y ésta bajará. Si vuelve a subir, tomaremos otro. Al tercero que no remita, iremos al médico a buscar la causa de la fiebre, ya que el antipirético es un parche no una solución”. Lo mismo sucede con los collares antiladridos, que pueden parar la causa, pero no solucionará la raíz del problema.

Al tratarse de un problema de conducta, lo mejor es que no tomemos decisiones a la ligera, cualquier error puede causar daños irreparables en el animal, por lo que lo más conveniente es que consultemos con un veterinario. Recuerda que MAPFRE cuenta con un seguro para mascotas, que cubre, además, daños por accidente, robo o extravío, defensa jurídica, etc.