La epilepsia es un trastorno neurológico que también afecta a los perros. Siempre que un perro tenga convulsiones, se deben descartar otras patologías para poder confirmar el motivo que le lleva a esto y una vez que se hayan descartado, hablaremos de epilepsia idiopática.

Las convulsiones pueden aparecer en perros desde los 6 meses hasta cualquier edad.

Puede tener un carácter hereditario y pasar así de padres a hijos, por eso es importante si tenemos una hembra con convulsiones, evitar la posibilidad de que tenga cachorros, ya que podrán tener también convulsiones a lo largo de su vida.

Si nuestro perro tiene ataques, debemos saber como actuar en cada momento. Muchos canes, cuando van a convulsionar, dan algunos signos a los propietarios:

  • Caminan en círculos.
  • Babean.
  • Se muestran más nerviosos de lo habitual.
  • Ladran o jadean.

Los ataques epilépticos pasan por tres fases:

  1. Aura (previo al ataque): el perro puede vomitar, estar más nervioso y agitado de lo normal. Los propietarios tienden a darse cuenta de que algo está pasando y vendrá el ataque después.
  2. Ataque: es el momento exacto del impacto. Debemos aprender a actuar para que no se haga daño. Podremos ver la convulsión como tal: rigidez, salivación, muchas veces podrá llegar a quedarse inconsciente y a tener pérdidas de orina o incluso heces.
  3. Después del ataque: en este momento, se recupera de la convulsión y puede verse desorientado, con tambaleo, babeo y bastante incoordinación.

¿Qué debo hacer frente a una convulsión?

Fuente: https://bit.ly/31tJtLx

Lo más importante en estos casos es que el perro no se haga daño. En perros pequeños será más fácil evitar que se golpee cogiéndolo en brazos, pero en perros de raza grande, en el momento de la convulsión, la fuerza ejercida será tal, que nos será complicado hacernos con él, por eso es importante:

  • Mantener siempre la calma, sobre todo en la fase de Aura. En este momento, debemos ir a buscar la medicación pautada por el veterinario. Suele tratarse de enemas intrarectales de Valium, que harán que la convulsión cese.
  • Buscaremos un sitio blando en función del tamaño del animal. A un perro pequeño podremos subirle en el sofá o un sitio cómodo para evitar que se golpee la cabeza. En perros más grandes, pondremos almohadas debajo de su cabeza para evitar que se haga daño o se lesione.
  • Nunca debemos introducir la mano dentro de la boca. A veces, para evitar que se muerda la lengua, nos sale hacerlo por instinto, pero cuando están convulsionando pueden cerrar la boca con mucha fuerza sin darse cuenta y no la abrirán, por lo que puede mordernos sin querer.
  • Cuando haya pasado el ataque, le dejaremos en un ambiente tranquilo y seguro. Al terminar, se encontrará desorientado y asustado, por lo que es bueno hablarle tranquilamente y con voz suave.

¿Qué debemos hacer ante esta situación?

Si el perro ha sufrido una convulsión, debemos acudir cuanto antes al veterinario. Mediante una serie de diagnósticos diferenciales, se podrán descartar patologías que pueden dar lugar a convulsiones, como puede ser:

  • Enfermedades endocrinas: Hipoglucemias.
  • Enfermedades metabólicas: Enzimas hepáticas aumentadas (encefalopatía hepática).
  • Enfermedades infecciosas o víricas (moquillo).
  • Patologías neurológicas: meningitis, neoplasias intracraneales…

Este tipo de patologías tendrán que ser descartadas mediante pruebas como:

  • Analíticas sanguíneas completas.
  • Pruebas de imagen básicas: radiografías, ecografías.
  • Análisis de enfermedades infecciosas: PCR moquillo…
  • Pruebas de imagen avanzadas: resonancia, TAC.

Si mediante estas pruebas no se encontrase una patología que causase las convulsiones, se empezaría con tratamientos anticonvulsivantes.

Son medicaciones para toda la vida y requieren un control constante hasta poder encontrar la dosis adecuada. Una vez esté bajo control, el perro podrá llevar una vida totalmente normal.

Siempre debemos seguir el consejo de un veterinario en casos tan serios como estos, por eso, MAPFRE cuenta con un Seguro para Mascotas que tiene, entre otras coberturas: asistencia veterinaria del animal, incluyendo gastos de consulta, pruebas diagnósticas, análisis de laboratorio, intervenciones quirúrgicas, hospitalización y gastos de asistencia veterinaria a domicilio. Descubre todas sus ventajas y elige la mejor opción para tu mascota.