Los perros son un fiel reflejo de la personalidad de sus dueños. Según un estudio realizado por la Bath Spa University de Inglaterra existe cierta correlación entre ambos. Pero, ¿qué ocurre cuando el perro es agresivo? Ni que decir tiene que, en este caso, la actitud no es ni mucho menos un reflejo de su dueño, sino que atiende a factores externos que hay que atajar rápidamente.

Algunos expertos recomiendan la administración de fármacos en los casos más graves, pero antes de llegar a ese último escalón hay otras opciones que ayudan a reducir la agresividad, como promover la socialización temprana del animal o poner en práctica ciertas rutinas que previenen el comportamiento de una forma segura y efectiva.

Perros agresivos: causas

Los perros pueden mostrar comportamientos agresivos hacia otras personas o perros.
Muchas familias que cuentan con más de un can han experimentado alguna vez esa rivalidad entre iguales, que por lo general suelen ser disputas leves y cortas. ¿Pero cuáles son los motivos que les llevan a enseñar los dientes, gruñir o incluso atacar?

Hay ciertos casos en los que esas actitudes están justificadas. Los perros son animales territoriales que cuando ven invadido su espacio por un intruso sienten la necesidad de poner límites. También cuando tienen que defender a su descendencia o cuando deben protegerse a sí mismos. En estos casos muestran comportamientos asociados a la amenaza y el ataque.

Sin embargo, otros perros presentan unos niveles de agresividad que se incrementan con el tiempo, pudiendo llegar a ser peligrosos para las personas o animales que les rodean. Son animales que no se han sociabilizado a tiempo o, en casos más raros, que han heredado esa patología.

Para ayudar a nuestro perro a corregir una tendencia agresiva, es necesario delimitar el campo de actuación y conocer con precisión los motivos que le impulsan a desarrollar tal comportamiento. Para ello, es necesario contar con un diagnóstico preciso que, por lo general, atiende a una de estas causas:

  • Proteger a otros miembros de su familia cuando piensa que se encuentran en peligro.
  • Obsesión por defender sus pertenencias de los demás.
  • Un perro con miedo puede atacar cuando se sienta inseguro, acorralado o atrapado.
  • Cuando un perro se percibe a sí mismo como dominante jerárquicamente mostrará agresividad para conservar su estatus.
  • Ante el dolor, hasta el perro más apacible puede mostrarse agresivo.
  • En una competición sexual, los machos pueden pelearse por reclamar la atención de las hembras y las hembras en celo pueden competir entre ellas por el acceso a un macho.

Cómo adelantarse al comportamiento agresivo del perro

Los perros no muerden directamente sin más. Antes de hacerlo llevan a cabo un ritual que puede servirnos para ponernos en aviso de lo que está a punto de pasar:

1.- Olfatean y rascan el suelo en busca de su objetivo.

2.- Señales de falsa calma: bostezan, miran a otro lado, se mueven lentamente… son, en definitiva, los mismos signos que mostramos las personas cuando nos sentimos incómodas en una determinada situación.

3.- Las dos primeras fases no son preocupantes si se queda ahí, pero si el perro, con lo que ve o siente, nota una amenaza, entrará en una fase de estrés: pupilas dilatadas, ojos muy abiertos, jadeo, temblor y sacudidas del cuerpo, piloerección… señales que muestran que el perro se está preparando para la huida o para el ataque.

4.- Si se decide por el ataque, cierra la boca, permanece quieto y rígido y focaliza a su víctima.

5.- Gruñe, enseña los dientes y levanta los belfos de forma amenazante. Esto también es un síntoma de rabia en un perro.

6.- Se lanza hacia su objetivo.

7.- Consuma el ataque con la mordida.

Cómo corregir a los perros agresivos

El tratamiento para corregir la agresividad de los perros es complejo y peligroso, por lo que se recomienda ponerlo en manos de especialistas en comportamiento canino. La terapia más usada en estos casos es la modificación de conducta y, en algunos casos se usa de forma conjunta tratamiento farmacológico.

De todos modos, antes de tomar este tipo de medidas hay que acudir a un veterinario. El Seguro para Mascotas MAPFRE pone a tu disposición un amplio cuadro de especialistas que trabajan para cuidar de su salud.

Lo ideal es prevenir el desarrollo de perros agresivos llevando a cabo ciertas medidas que evitarán que el nuestro muestre comportamientos no deseados. Desde la elección del tipo de perro, raza o tamaño, hasta el entorno en el que vive. Todo influye a la hora de educar correctamente a un perro.

  • Elegir la raza adecuada: cada una de las razas presenta unas características físicas, psicológicas, temperamentales y de comportamiento diferentes, además de determinadas necesidades que deben ser cubiertas. Por ejemplo, los perros energéticos, como el border collie o el bóxer, no pueden vivir en un espacio reducido sin posibilidad de realizar ejercicio, ya que el exceso de energía acumulada puede hacer que desarrollen conductas violentas.
  • Fomentar la actividad física y realizar juegos con nuestra mascota es una buena forma de reducir esa acumulación de energía y, por ende, minimzar el riesgo de desarrollar una conducta agresiva en un futuro. Como mínimo, tienen que hacer un paseo por la mañana y otro por la noche, de quince minutos de duración cada uno. Aunque depende de la raza del perro.
  • Hay que iniciar la sociabilización lo más pronto posible. Desde que nacen, a ser posible, debemos acostumbrar a los cachorros a compartir espacio y mantener contacto con otras personas y animales para que se familiaricen con la presencia de otros seres vivos y no los vean como una amenaza a su seguridad o a su territorio.
  • Visitar al veterinario evitará que el perro reaccione de forma violenta como respuesta ante un dolor. Por eso, es importante realizar los chequeos pertinentes para conocer y solucionar cualquier cuadro negativo en la salud del animal.
  • Debemos asumir el rol de líder cuanto antes. En el segundo mes de vida, el instinto de la madre guía a sus cachorros a que se conviertan en líderes, de ahí la importancia de iniciar el desmame en esta etapa. Desde ese momento, el dueño debe asumir el rol de líder de la manada. Esto evita que los perros se vuelvan dominantes y tengan que mostrarse agresivos para mantener su estatus.
  • Al igual que ocurre con la educación de los niños, establecer límites es muy positivo en los perros. No hay que confundir amor y afecto con falta de normas, ya que la ausencia de ellas hace que el animal no tenga claro hasta dónde puede llegar, lo que le encauzará a buscar una dominancia territorial en el futuro. Del mismo modo, es mejor enfatizar sus buenas actitudes con premios (una caricia, etc.) que remarcar las malas con una actitud violenta por nuestra parte. Cuando actúe mal, podemos privarle de algo que le guste, pero nunca amenazar su bienestar.

Los perros son animales afectuosos e inteligentes que aprenden fácilmente y que son capaces de adaptarse a diferentes situaciones y ambientes, pero para conseguirlo hay que dedicarles tiempo y cariño. Por eso, antes de adquirir una mascota hay que analizar con responsabilidad si nuestro ritmo de vida nos permitirá hacernos cargo de ella como merece.