Cuando deseamos tener un perro, debemos pensar sobre todo las características que buscamos en él. Cada familia es diferente y por tanto, es importante elegir al animal que mejor se adapte a nosotros. Un ejemplo claro es el tamaño de nuestra casa para decidirnos por uno de tamaño pequeño, mediano o grande.

También es importante saber si nos gustaría que su pelo fuese largo o corto, teniendo en cuenta si vamos a poder dedicarle el tiempo que necesita a cepillarle, bañarle, y otros cuidados específicos.

Sobra decir que elegir un compañero peludo implica una gran responsabilidad. Por ello, hay que evaluar los pros y los contras y asumir, que nuestro mejor amigo permanecerá a nuestro lado por muchos años, con todo lo que esto implica.

Con el tiempo, los animales, como las personas, tienen achaques, enfermedades, lesiones, problemas propios de la raza, etc. De ahí que muchas veces elegir un perro u otro nos va a dar una pista de las veces que acudiremos al veterinario.

Hay razas que por su naturaleza son más propensas a necesitar cuidados. El buldog inglés o el francés son dos claros ejemplos de ello. Sin embargo, también serán excelentes compañeros de vida.

En otras ocasiones, no solo será cuestión de la propia raza, ya que si es mestizo, dependiendo de los cruces que tenga, también pueden heredar las patologías congénitas propias de la raza de origen.

Principales ventajas a la hora de elegir un mestizo

Los mestizos no son “perros más fuertes” como se dice. Se trata de leyendas urbanas. Un mestizo puede tener los mismos problemas que un perro de raza, pero es verdad que si tenemos suerte, acudiremos menos al veterinario que una raza concreta que tenga contratiempos “típicos”, como por ejemplo:

  • Golden o Labrador: displasia de cadera.
  • Teckel: hernias discales.
  • Yorkshire: luxación de rótula/ligamento cruzado.
  • Mastín: problemas oculares (ectropión)

Todos los perros son adorables, independientemente de si es de raza o no y una vez en casa, se convierte en un miembro más de la familia. Pero lo cierto, es que en el caso de los mestizos, tenemos dos ventajas claras:

  • Ahorro económico: un perro de raza pura nos costará mínimo 300 euros, mientras que un mestizo suele ser adoptado, de asociaciones de animales, o regalados por los propietarios de una camada.
  • Si acogemos un mestizo, estaremos ayudando a un animal a darle la vida que se merece como cualquier otro, y evitaremos criaderos no autorizados o clandestinos donde las madres solo son utilizadas para parir.

¿Es mejor uno que otro?

La respuesta es no. Cada perro tiene su personalidad al margen de la raza. Un perro puede ser más o menos nervioso, cariñoso o juguetón, pero eso no tendrá que ver con que sea un mestizo o una raza pura, es más, en muchos casos, influye el trato y la educación que reciba en su hogar.

En cualquier caso, una vez que hemos meditado mucho la decisión de adquirir un perro y tenemos claro que vamos a darle todo el cariño, protección y cuidados que va a necesitar, es importante que valoremos:

No pensemos que nuestro fiel amigo va a ser un cachorro toda la vida, es más, esa etapa pasa muy rápido y debemos estar preparados para la edad joven, la madura, la adulta y, por supuesto, para su vejez.

Todos los perros necesitan cuidados, unos más específicos que otros. Tanto los mestizos como los de raza pura coinciden en:

  • Alimentación diaria.
  • Paseos y actividad para que no estén solos.
  • Cepillado y aseo frecuente.
  • Protocolo de vacunación y desparasitación.

Tanto si nos hacemos cargo de uno como de otro, siempre debemos estar muy seguros del compromiso que adquirimos con el animal y con nosotros mismos. Desgraciadamente, los albergues están repletos de todo tipo de perros, por lo que la mejor recomendación veterinaria es que sea el que sea, nuestro perro nos acompañe para siempre.