Para nosotros las espigas son simples inflorescencias que llenan los campos de color amarillo, pero para nuestros amigos pueden ser muy dañinas, debemos tener especial cuidado cuando corren y pasean por el campo, después es bueno observarles para ver si tienen un comportamiento diferente y están presentando los primeros síntomas tras haberse clavado una espiga. Te contamos cómo descubrirlos y cómo actuar.

¿Qué problemas pueden provocar las espigas?

Al hacer más calor, las vainas que recubren las semillas de cereales se secan y se desprenden cayendo así al suelo. Con su forma de flecha, la zona más fina y afilada puede clavarse fácilmente en cualquier sitio e ir migrando.

Estas espigas suelen encontrarse en zonas de jardines o campos y la mejor manera de que no se claven en los distintos sitios que veremos a continuación es intentar evitar estas zonas secas. Simplemente pasear por encima puede provocar que se incrusten entre los dedos, por ejemplo.

En función de donde vaya dirigida la espiga, podremos encontrarla en diversos sitios:

  • En los ojos
  • En los oídos
  • En la nariz
  • Entre las almohadillas
  • En el tórax o abdomen llegado a través de la nariz o por clavarse a través del costado
  • En la vulva o en el pene

A veces tú mismo podrás quitar la espiga clavada y eliminar las molestias de tu perro, pero en otras ocasiones será necesaria la intervención del veterinario, con el Seguro para Mascotas MAPFRE te cercioras de tener especialistas de calidad para el cuidado de tu mascota.

Espigas en los ojos

Si tu perro o gato se clava una espiga en la zona ocular lo normal es que tenga el ojo más cerrado de lo habitual, además de manera instintiva se tocará con la pata debido a la molestia ocasionada y tendrá bastante legaña. La espiga a veces no se ve, se esconde detrás de la glándula y, en muchas ocasiones, será una sorpresa cuando el veterinario al explorar el ojo encuentre este tipo de cuerpo extraño.

El problema es que, si se alberga ahí días sin darnos cuenta, puede ocasionar una úlcera corneal y dañar seriamente el ojo. Por ello habrá que eliminarla y dar un tratamiento en la mayoría de los casos. En ocasiones se necesitará sedar al paciente.

Espigas en los oídos

Suele ser bastante común, podemos encontrar como sospecha una sacudida intensa de la cabeza. El problema es que, si no acudimos cuanto antes a la extracción de ella, podrá provocar una otitis seria, además de la molestia que le generará al estar clavada dentro del tímpano. También puede requerir sedación. Es importante controlar los oídos de nuestras mascotas, pues una buena higiene de esta zona previene enfermedades.

Espigas en nariz

Realmente no se encuentran en la punta de la nariz, ni siquiera se ven, pero es muy frecuente que los perros olfateando el suelo introduzcan una espiga por esta y vaya migrando hasta los cornetes nasales. Una vez allí, debido a la irritación e inflamación que provocan, producirá estornudos continuos, a veces acompañados de un sangrado. Además, pueden llegar a la tráquea e incluso al pulmón, provocando daños más severos.

Se procederá a la sedación y exploración para poder extraerla y en ocasiones requerirá una rinoscopia para poder acceder a zonas más profundas.

Espigas entre las almohadillas

Son bastante frecuentes, la punta de la espiga entra por debajo de la almohadilla y se mete entre los dedos siguiente esa dirección de la punta, o bien pegándose al pelo entre los dedos.

El síntoma principal es un lamido excesivo. Si no se extrae dará lugar a dolor e inflamación, debido a que es un cuerpo extraño incrustado debajo de la piel. Se limpiará y desinfectará la zona para proceder a su extracción. En ocasiones necesitaremos antibiótico y antinflamatorio.

Espigas en el tórax o abdomen

De la misma manera que se introducen entre los dedos, pueden pegarse a la piel en cualquier zona del cuerpo. Una vez ahí pinchando con la punta de la flecha, migran hacia el interior de la cavidad torácica o abdominal en cada caso.

Los síntomas en estos casos son más inespecíficos:

  • En tórax podemos encontrar tos, intolerancia al ejercicio y fatiga.
  • En abdomen fiebre, decaimiento y vómitos.

En este caso necesitaremos pruebas más complejas, como puede ser una ecografía, o un tac para encontrar la espiga y poder extirparla de donde esté.

Espigas en la vulva o pene

Podemos encontrar un lamido excesivo de vulva o pene o incluso secreción.

De la vulva también pueden migrar al abdomen, haciendo un trayecto pasando por donde vaya. En el caso del pene, podemos tener suerte y encontrarla o que también haya migrado.

Puede ser que también en estos casos necesitemos otro tipo de pruebas.

Las espigas, por tanto, son pequeños cuerpos extraños que pueden hacer muchísimo daño en nuestra mascota. Lo mejor es siempre evitar estas zonas de campo cuando hace calor, y ante la imposibilidad de ello, acudir cuanto antes a un veterinario en caso de cualquier duda o sospecha, esperando el menor tiempo posible.