El gato es un ser vivo y como tal necesita cierta educación para evitar que adopte ciertos vicios. Si tu gato es miedoso, es muy importante (más aún) que le crees una rutina, alimentándole siempre a las mismas horas y creándole un horario para dormir y otro para despertarse. La rutina ayudará a calmar los nervios del animal y a que sea menos tímido.

También es importante que no fuerces a tu gato: si le gusta sentarse en la almohada cerca de ti, pero prefiere mantener una cierta distancia, consiénteselo e interactúa con él desde allí para establecerte ante el minino como una figura segura y amable.

La parte más complicada viene al intentar sociabilizar a un gato adulto con miedos: exponle a otra gente y animales y cuando comience a acercarse a ellos, lleva tu entrenamiento al siguiente nivel (eso sí, nunca le fuerces y permite que se adapte a su ritmo).

Además, el lenguaje corporal que mantengas con tu gato también es muy importante: por mucho que le hables al gato, si te aproximas a él de frente y mirándole fijamente, el gato va a entender tu lenguaje corporal como un ataque, no con tus palabras ni tu tono de voz. Recuerda que, además, percibe tus intenciones y tu energía.

Síntomas

Educar a un gato miedoso no es sencillo pero ¿Qué síntomas presenta un gato asustadizo? Al igual que ocurre con las personas, el miedo es una respuesta normal y racional que puede salvarnos de situaciones de cierto peligro, por lo que ciertas reacciones son muy justificadas, como que se esconda ante la entrada de algún desconocido o por algún ruido intenso. El problema comienza cuando esta reacción es continua y demasiado exagerada, hasta el punto de que no permita que se acerquen a él. Es importante prestar atención a los síntomas de miedo de un gato y corregirlos a tiempo para evitar que terminen degenerando en ansiedad y fobias.

Por lo general, el miedo suele venir acompañado de reacciones en el comportamiento como bufidos y gruñidos, pero cuando es demasiado intenso puede desembocar incluso en pérdidas de orina, temblores y, en casos muy extremos, hasta en malestar de estómago.

Entre las reacciones que más fácilmente detectarás están que intente de forma continua escapar, en especial cuando hay gente cerca, y que se vuelva violento y continuamente bufe e intente arañar cuando te acercas.

Esto puede tener múltiples causas: que el gato se encuentre enfermo, que se encuentre demasiado tiempo solo y, sobre todo, porque haya sufrido maltrato.

¿Cómo resolverlo?

La mejor cura es sin duda la educación. Debes educar a tu gato desde que es un cachorro, pues es vital para que su comportamiento no se vea alterado.

Sin duda, la paciencia, respetar los límites que nos pone el gato y fomentar actividades que le resulten positivas ayudarán a que tu gato gane en confianza. Dedícale unas horas al día y llénale de cariño, le hará ser un gato confiado y le ayudará a que sienta que el resto de personas son como sus amos.

En el caso de que esta actitud se produzca cuando visitas al veterinario, acostúmbrale a sacarle antes de la caja, cógele firmemente pero sin hacerle daño y acaríciale.

Si ha sido por un cambio de comportamiento, será el momento de acudir al veterinario e informarte realmente de lo que sucede. En este caso, recuerda que tu Seguro para Mascotas MAPFRE incluye consultas veterinarias sobre manejo, alimentación o vacunaciones, entre otras protecciones para tu pequeño amigo.

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