Hoy en día, las clásicas chimeneas de acero o de hierro de forja han quedado relegadas y casi en un segundo plano, dando paso a una gran variedad de opciones de chimeneas distintas. Entre todas ellas, las chimeneas de vermiculita destacan por su sencillez y eficacia. Si quieres saber qué son y para qué sirven, no te pierdas nuestra guía.

Qué es la vermiculita

La vermiculita es un material mineral formado sobre todo por varios tipos de silicatos, como pueden ser silicatos de hierro o magnesio. Su color es muy parecido a la miel y su tacto resulta muy ligero.

Tiene una alta capacidad de retención de agua y por eso, sus usos están muy extendidos y van más allá de ser simplemente material aislante para las chimeneas, se puede utilizar para cultivos de plantas hidropónicas o para transportar plantas en maceteros debido a su especial característica para retener la humedad.

Características de la vermiculita para chimeneas

Además, tiene una gran capacidad de transmitir y mantener el calor y por eso es tan buen material para la fabricación de chimeneas.

Se trata de un elemento natural y muy abundante en el planeta, por lo tanto, su precio no es muy elevado, suponiendo así una opción muy competitiva a la hora de compararla con otros materiales que sufren grandes incrementos en su precio según los altibajos del mercado, como podrían ser el hierro o el acero (metales).

Tamaños y formatos de la vermiculita

Normalmente podemos encontrarlas en formatos de planchas con unos espesores de entre 3 y 10 cm y unos unas dimensiones muy variadas, pero no excesivamente grandes, para poder manejarlas con facilidad por una sola persona.

Igualmente podemos encontrarlas ya preparadas y precortadas para formar nuestra propia chimenea en casa o se pueden recortar con facilidad con cualquier tipo de sierra o serrucho.

Tendremos que hacer especial hincapié si vemos que aparece algún tipo de grieta o fisura de más de 5 mm de profundidad a la hora de manipularlas.

Diferencias entre chimeneas de vermiculita y las convencionales

Las chimeneas de vermiculita consiguen mantener el calor en su interior de una manera mucho más intensa que las chimeneas de cualquier otro material y, por lo tanto, esto ocasiona que nuestra chimenea de vermiculita sea mucho más eficiente.

Si se consigue optimizar la combustión de cualquier material, supondrá un importante ahorro, no solo económico, sino también energético.

Al tratarse de un material muy ligero, también provoca que nuestra chimenea pese mucho menos y en consiguiente, sea mucho más sencillo su transporte e instalación, sin embargo, a diferencia del hierro o el acero, deberemos tener cuidado al manipularlo para no romperlo o dañarlo al darle cualquier golpe.

Uso y mantenimiento de las chimeneas de vermiculita

Su mantenimiento es muy sencillo, es prácticamente nulo. Al tratarse de un material natural, su vida útil dependerá del uso que le demos a la chimenea, de la temperatura y de la cantidad de horas que la tengamos encendida.

A la hora de su limpieza, dependerá en gran medida del tipo de combustible que utilice nuestra chimenea para funcionar. Pero, por lo general, las planchas de vermiculita se suelen ensuciar con la ceniza que emite la leña o incluso el pellet. Para mantenerla siempre limpia y del mismo color que el primer día, nos tocará limpiarla casi a diario. La mejor herramienta para llevar la limpieza a fondo es una brocha gorda. Tendremos que ir dando pasadas de arriba a abajo hasta retirar toda la suciedad de las paredes y cuando caigan a la base, simplemente tendremos que aspirarlas o recogerlas con un recogedor manual.

Indudablemente, cualquier tipo de chimenea que suponga una fuente de calor propiciada por cualquier combustible puede acarrear algún tipo de riesgo para la vivienda independientemente del material con el que esté recubierta o fabricada. Para ello, siempre es aconsejable contar con un Seguro de Hogar MAPFRE que nos ayude en las posibles incidencias que se puedan ocasionar.

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