En los últimos años, han surgido decenas de alternativas al clásico azúcar refinado con el fin de conseguir un producto similar pero cuyo consumo sea más saludable para nuestro organismo. Así, han llegado hasta nuestros mercados productos como el azúcar integral, el jarabe de arce, o el sirope de agave, cuya principal baza es que no presenta calorías vacías como el azúcar.

El sirope de agave, por su parte, es un jugo vegetal con una textura parecida a la miel, que se extrae de una planta desértica oriunda de la América Tropical que se denomina penca del agave: una planta suculenta similar al Aloe Vera.

Aguamiel, pulco y sirope de agave

Las plantas que se emplean en la elaboración del sirope suelen tener unos diez años. Pasado ese tiempo, se corta y se le extrae la savia. Esta primera extracción es lo que consumen los nativos a modo de bebida refrescante llamada «aguamiel». Cuando esa sabia fermenta, entonces obtenemos la bebida tradicional de México: el pulque.

Para obtener el sirope, se lleva a cabo un proceso que descompone los carbohidratos en azúcares. Eso se filtra y se concentra y da como resultado el sirope de agave.

Ese sirope se vende como edulcorante natural que posee ciertas propiedades que lo hace más beneficioso que el azúcar. Su bajo índice glucémico, por ejemplo, lo hace ideal para las personas con Diabetes.

Posee un 86% de fructosa y un 15% de glucosa, con lo que unas simples gotas bastarán para endulzar cualquier plato.

Ideal contra la osteoporosis

Entre sus bondades, los expertos apuntan a que el sirope de agave disminuye los niveles del colesterol malo y mejora el metabolismo de las toxinas. Aporta grandes dosis de vitaminas A, B y B12, así como hierro, proteínas, y fósforo. Es decir, es un desintoxicante perfecto para las arterias. Por otra parte, disminuye la proliferación de bacterias patógenas, y mejora la absorción del calcio y del magnesio, lo que lo hace ideal para prevenir la osteoporosis.

Sin embargo, y debido precisamente esa gran cantidad de fructosa en el sirope y que ésta esté purificada, hace que llegue al hígado a gran velocidad.

Sácale todo el partido

Antes de trabajar con él en la cocina, debemos tener en cuenta una serie de características:

Sometido a altas temperaturas, tiende a convertirse en una capa de grasa. Si lo utilizas en recetas de bizcochos o dulces puede acabar con esa textura que no queremos. Para evitarlo, tenemos que mezclarlo con otros líquidos o grasas de la receta antes de incorporarlo al resto de la masa. Además, es conveniente reducir la temperatura del horno unos treinta grados respecto a la temperatura recomendada en la receta original.

Este sirope es extremadamente pegajoso. Para no liarte en la cocina limpiando los rastros que vaya dejando, cubre los moldes y bandejas en los que vayas a ponerlo con papel sulfurizado.

Aunque unas gotas bastarán para endulzar tus recetas, no te quedes solo con este edulcorante. Si añades un poco de azúcar a tus recetas éstas tendrán más sabor y los resultados serán más satisfactorios.

Aunque este tipo de productos son ideales para llevar una dieta sana, si eres de los que se preocupan por la salud, entonces sabrás que no es bueno abusar de ellos. Además, también ten presente que –si tu salud es para ti lo principal- la alimentación y una vida sana no bastan. Lo ideal es también contar con un seguro, como el Seguro de Salud MAPFRE, cuyas pólizas son tan completas que estarás bien protegido.