Desmontar un radiador de la pared es más sencillo de lo que parece. Es necesario, eso sí, seguir estas pautas y, en este orden, para conseguir llevar a cabo este proceso sin problemas y volver a dejarlo todo listo y en funcionamiento. Recuerda que si tienes el radiador cubierto primero deberás dejarlo libre de repisas y cubre radiadores. Además debes tener en cuenta que no hace falta descolgarlo en caso de que quieras quitar manchas de óxido del radiador o quitarle restos de pintura.

Antes de comenzar es fundamental cerrar bien la llave de paso del agua. Cuando lo hayamos hecho, debemos aflojar los detentores (tuercas de retención que sujetan el radiador a los tubos de la instalación y están cubiertas con tapas a rosca, dependiendo de los puntos de sujeción del radiador puede haber uno o dos).

Como recomendación debemos tener en cuenta que es posible que salga algo de agua, por lo que es conveniente que contemos con un cubo y una fregona, e incluso una llave fija para los detentores.

Después de los pasos anteriores, y cuando estemos seguros de que no sale agua, podemos descolgar el radiador. Es posible que necesites desatornillar las escuadras, aunque no siempre es necesario y podrías descolgarlo solamente sacándolo de los ganchos en los que estuviera colgado.

Para vaciar el radiador de agua, tan solo es necesario vaciarlo inclinándolo con cuidado hasta que no quede nada dentro; es entonces cuando podemos proceder a limpiar el radiador, pintar la pared o la tarea que necesitemos realizar.

Cuando hayamos completado la tarea, debemos repetir el proceso pero a la inversa. Primero los colgaremos y finalizaremos el proceso ajustando los detentores, sus tapas y dando la llave del agua.

No podemos olvidarnos de purgar todos los radiadores. Si no, es posible que no cuenten con el agua necesaria y el circuito tenga problemas para funcionar.

Recuerda que si tuvieras algún problema con el radiador o sufrieras algún percance, puedes recurrir a tu Seguro de Hogar de Mapfre, que incluye coberturas para hechos fortuitos que produzcan daños en los bienes asegurados.