Diferencia entre castración y esterilización

Lo primero que hay que abordar es ver qué es la castración, pues no es lo mismo que la esterilización, aunque sí tienen un objetivo común: evitar la reproducción.

La castración felina consiste en extirpar los órganos sexuales el animal. En el caso de las hembras es la extirpación de los ovarios, y, a veces, también del útero y de las trompas de Falopio. En los machos es la extirpación de los testículos. Además, influye sobre las hormonas esteroides gonadales, se deja de producir testosterona en los gatos machos, y de estrógenos y progesterona en las gatas hembras. Además de no poder reproducirse, dejan de tener instinto sexual.

Mientras que la esterilización consiste en realizar una vasectomía a los gatos machos, es decir cortar los conductos seminíferos y una ligadura de trompas en las hembras. De esta manera también eliminamos la capacidad reproductiva pero sí que mantienen su comportamiento reproductivo como el celo en las gatas, el marcaje con orina en los gatos…

¿Por qué castrar a un gato?

Castrar a un gato solo tiene beneficios, aparte de evitar camadas no deseadas, el comportamiento de estos felinos cambia a mejor.

Las gatas son poliéstricas estacionales, lo que significa que salen en celo al aumentar las horas de luz. Podemos tener gatas que no salgan en celo hasta los 8 meses, pero lo normal es que en torno al 7º u 8º mes, empiecen con síntomas, los cuales pueden durar días, semanas o incluso continuar en el tiempo.

Los machos tendrán comportamientos de marcaje al alcanzar la madurez sexual, que irá desde los 6 meses hasta el año.

En cada caso podremos encontrar los siguientes problemas relacionados con el patrón reproductivo o con procesos hormonodependientes.

  • Los gatos tienen un instinto de escapar de casa y vagabundear, esto supone que pueden verse envueltos en peleas, arañazos, mordidas… lo que puede ocasionar transmisión de enfermedades como inmunodeficiencia felina, leucemias, además de las heridas.
  • Los gatos machos al oír a las gatas en celo querrán escaparse de casa e ir en su búsqueda, esto puede suponer un problema si no vuelven a su hogar o si saltan desde alturas elevadas.
  • Los machos suelen ser territoriales y algo agresivos, por lo que no se llevarán bien con otros gatos y puede desembocar en conflictos violentos.
  • Los machos pueden marcar zonas de la casa, como camas, mantas, sofás, mediante la orina. Esta orina tendrá un fuerte olor que nos será bastante complicado eliminar, previniéndolo mediante una castración a tiempo.
  • Las hembras cuando están en celo, generan maullidos muy muy llamativos, los cuales pueden llegar a ser molestos, sobre todo a altas horas de la madrugada. Este comportamiento puede durar días, pero otras veces alargarse en el tiempo.

Estos problemas se pueden evitar si se castra al gato.

¿En qué consiste la castración?

  1. Machos: En los machos se conoce como orquiectomía, como ya hemos comentado, consiste en extirpar los testículos. Es una cirugía muy básica y ambulatoria, que consiste en una sedación o anestesia general básica en cada caso. La recuperación es muy sencilla y solo nos llevará dejarle en el veterinario 2 o 3 horas.
  2. Hembras: En las hembras se conoce como ovariohisterectomía, y consiste en la extirpación de ovarios, útero y trompas de Falopio (en algunos casos). La gatita se quedará en la clínica una mañana o una tarde y mediante anestesia general se realiza la cirugía.

Se puede realizar por el flanco izquierdo o derecho y mediante una incisión abdominal, en función del facultativo veterinario. También es una cirugía muy frecuente y en unos días se recuperan bastante bien.

Además, en el caso de las hembras, podrá prevenir infecciones de útero en un futuro, que son frecuentes y también la aparición de tumores de mama, matriz y ovarios, siempre que se esterilicen antes del año de vida.

¿A qué edad podemos realizarla?

 

Ambas intervenciones requieren de anestesia, por lo que siempre sería ideal dejar pasar los 6 primeros meses para hacerlo, sobre todo en el caso de los machos, ya que cuando son muy jóvenes ni siquiera se aprecian los testículos de su tamaño correcto.

Podemos decir, que lo ideal es esperar a terminar el protocolo de vacunación en aquellos casos en los que se haga, que suele rondar en torno a los 4 meses y darle un par de meses más para realizar la intervención.

Siempre debemos tener en cuenta la opinión del veterinario, que será quien nos vaya diciendo si es correcto o no proceder a este tipo de intervención y cuándo hacerlo. Si aún no tienes centro de confianza, el Seguro para Animales MAPFRE pone a tu disposición las mejores clínicas para llevar a tu mascota, además de cubrir los gastos de asistencia veterinaria necesaria, como las consultas, medicación, pruebas diagnósticas o intervenciones quirúrgicas, entre otros.