Aunque existen muchos materiales distintos con los que fabricar los platos de ducha, lo cierto es que, actualmente, en el mercado son cuatro tipos en concreto los grandes dominadores, por lo que vamos a ver sus principales características y las ventajas que presentan para que elijas el que más se amolde a tus necesidades.

Los platos de ducha son una losa que se instala en el suelo del baño. Esta permite que el agua se filtre a través de las baldosas y sea conducida a un desagüe. Cambiar la bañera por un plato de ducha es una buena opción ya que son más seguros y eficientes. Con un plato de ducha eliminas las barreras arquitectónicas y consigues que el consumo de agua sea hasta un 90 por ciento menor que si usas una bañera.

El tamaño del plato de ducha

El tamaño del plato de ducha será esencial a la hora de su elección. Debemos tener en cuenta las dimensiones de nuestro baño para instalar el que más se adapte a nuestras necesidades. En la actualidad, podemos encontrarnos con distintos tamaños y formas para que encajen a la perfección. Si no sabes cómo elegir las dimensiones de tu plato de ducha, te mostramos algunas recomendaciones.

Baños pequeños

Cuando el espacio disponible para colocar nuestro plato de ducha es inferior a 3,5 metros cuadrados, la mejor opción es que te decantes por modelos con forma cuadrada, circular o de cuarto de círculo.

Baños grandes

Si tienes un baño grande no tendrás problemas a la hora de colocar un plato de ducha. En este caso puedes decantarte por cualquier forma, incluso por los rectangulares.

Materiales para el plato de ducha

Los materiales de los que está fabricado un plato de ducha pueden ser de distintos tipos. Cada uno de ellos tiene sus propias características para adaptarse a distintas funcionalidades. Algunos son más sencillos de limpiar, otros son más duraderos, otros son menos deslizantes… A continuación, te mostramos los principales materiales que puedes encontrar en la actualidad.

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Platos de ducha acrílicos

Están compuestos por dos capas para hacerlos más resistentes. La capa interior es de fibra de vidrio o poliuretano y la externa acrílica. Son muy resistentes a los golpes y su superficie les da gran poder antideslizante, son ligeras y sencillas de colocar. Uno de sus principales inconvenientes es que son más vulnerables a los productos químicos que otros platos de ducha.

Platos de ducha de cerámica

Estos platos de ducha también se denominan de gres. Están fabricados con una mezcla de arenas silíceas, arcilla y feldespato. Son resistentes a los productos químicos y muy económicos.

Por otro lado, son los más difíciles de instalar en un baño, ya que, debido a su peso elevado y a sus frágiles materiales pueden dificultar su manipulación a la hora de colocarlos.

Platos de ducha de resina y mármol

Este tipo de platos de ducha combinan estos dos minerales para ofrecerte un grosor mínimo (unos 3 centímetros). Son ideales para la instalación en baños para personas con movilidad reducida. Son personalizables ya que podrás elegir el color que más te guste y los acabados que desees (antideslizantes, antibacterianos…) Por otro lado, son muy resistentes a los golpes y aunque existen tamaños estándar pueden fabricarse a medida.

Platos de ducha de piedra natural

Son los que tienen un precio más elevado por los materiales que emplean. En la mayoría de las ocasiones están formados por pizarra, granito o mármol. Cuentan con un acabado y tacto cálido, pero pueden resultar frágiles. Son extraplanos y facilitan la entrada, además tienen gran poder antideslizante y son resistentes al uso de productos de limpieza.

Elegir un buen plato de ducha, además de ser una inversión en nuestro baño, nos ayudará a estar más seguros y evitar caídas y filtraciones de agua. Su correcta instalación es esencial al igual que su mantenimiento, conseguir disfrutar de tu baño sin preocupaciones pasa por tener un Seguro de Hogar como el de MAPFRE para cubrir todas las posibles averías.