El cuarto de la colada, ese lugar que empezó con la mejor de las intenciones y acabó convirtiéndose en un trastero improvisado donde dejar esas cosas que luego ordenaremos, cuando haya tiempo; en el que la ropa limpia convive con la sucia sin apenas límites, mientras la escoba y la tabla de planchar mantienen una dura batalla por hacerse con un hueco. Sí, esa habitación en las que hemos decidido dejar las bicis aparcadas, esas carpetas de documentos que aún no sabemos dónde ubicarlas, y el aspirador, con el que siempre tropezamos al entrar. Pero ¿qué ha pasado? ¿Cómo ha podido terminar así?

La causa está en un error en la organización. Muchas veces se piensa que esta estancia de la casa es un lugar menor que no requiere de grandes atenciones, y se acaba convirtiendo en un cuarto para todo. Para no caer en este caos, basta con seguir unos sencillos pasos para saber cómo organizar un cuarto de lavado.

Planificar sus funciones

Parece de Perogrullo, pero es muy importante marcar los límites y las funciones que desempeñará: Va a ser un cuarto de lavado. Solo eso. Las bicis, los juguetes viejos, el abrigo que no nos cabe en el armario o la mesita que hemos quitado del salón porque ya no nos gusta estarán mejor en el trastero o en la basura, según el caso. Aquí guardaremos todo lo que tenga que ver exclusivamente con la limpieza: productos, trapos, escoba y fregona, el aspirador, la plancha, o la ropa que esté en proceso de lavado.

Elegir los electrodomésticos

La elección de los electrodomésticos debe hacerse en función del espacio del que disponemos. Si no contamos con una zona para tender la ropa, habría que ver la posibilidad de comprar una secadora. Si las dimensiones del cuarto son muy reducidas, incluso se podría pensar en una lavadora-secadora. La plancha y  el aspirador son otras de las máquinas que debemos tener. Además, un lavabo con un grifo nos será de gran utilidad en muchas situaciones: llenar el cubo para fregar el suelo o lavar algunas prendas a mano.


Zonas de trabajo

Es indispensable incluir una zona de trabajo. Una encimera sobre la lavadora y la secadora nos permitirá dejar ahí la ropa planchada o doblar otras prendas que recojamos directamente de la cuerda.

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También hay que pensar qué tipo de tendedero nos conviene: si con cuerdas de pared a pared, plegable, o con poleas para el techo.

Cada cosa en su lugar

Cestas, cajas y armarios: todo nos será de gran utilidad para guardar los botes de productos de limpieza, los trapos, los estropajos, los guantes… Y conviene que todo esté agrupado por habitaciones. Es decir: los utensilios para limpiar los baños, en el mismo espacio; los de la cocina, en otro; etc.

Es importante que todo lo dispongamos de tal manera que nos resulte fácil de coger y de guardar. Poner la plancha en un altillo que, para usarla, tenemos que subirnos a una escalera, ni es práctico ni es cómodo, y se trata de hacernos la vida más sencilla. Las escobas y fregonas estarán mejor colgadas en perchas en el interior de las puertas de los armarios. Y lo mismo ocurre con el aspirador, la plancha y la tabla de planchar: colgadas en perchas en la pared o dentro de los armarios darán una mayor apariencia de orden y hará que su manejo sea más fácil.

Ropa separada

Si colocamos varios cestos en una estantería con carteles informativos, conseguiremos que todos los miembros de la casa ordenen la ropa de la misma manera, facilitando así el trabajo final. Por ejemplo, poner un cesto para la ropa blanca, otro para la de colores fuertes, otro para las prendas que hay que lavar a mano, y otro para los tejidos delicados.

Como el resto de las habitaciones de tu casa, el cuarto de lavado también quedará cubierto con el Seguro de Hogar MAPFRE, lo que te permitirá hacer uso de él en el menor tiempo posible en caso de que ocurra alguna eventualidad.