Los ajos pueden mantenerse en óptimas condiciones más de ocho semanas si se dan las condiciones adecuadas. Es decir, siempre que se encuentren en un lugar fresco y seco, bien aireados, fuera de la nevera y sin abrir.

En el caso de que ya hayas utilizado algún diente de ajo de la cabeza la duración del resto será inferior, de entre una semana y diez días.  Trascurrido este tiempo pueden aparecer señales de que el ajo no está en perfectas condiciones ¿sabes cuáles son?

Qué aspecto tiene

La vista puede ayudarte a detectar rápidamente si un ajo se encuentra en mal estado. Es posible que esté presente un tallo verde, esto indicará que está germinado, pero no necesariamente que esté dañado. Para comprobar si puede o no consumirse deberás fijarte en si presenta manchas negras en la cáscara y en el interior.

A pesar de ello, si las manchas solo se encuentran en el interior y no son muy grandes, podrán aprovecharse retirando la parte dañada.

Comprueba además si pueden presentar algún hongo de color verde o blanco. Esto es una señal clave para indicarte que el producto no está en buenas condiciones y que puede causar intoxicación. En el caso de la aparición del hongo es mejor desechar la cabeza entera.

Cómo es al tacto

Los ajos deben estar duros y firmes tanto si conservan su cáscara como si no. En el caso de que al tocarlos estos sean muy suaves al tacto, blandos y presenten líquido, es el momento de desecharlos ya que no son aptos para el consumo. Es posible que una misma cabeza se mantengan algunos dientes de ajo aún sanos, estos sí podrán ser utilizados.

Olor del ajo malo

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El ajo tiene un aroma muy característico, si este es intenso nos indicará que se encuentra en buen estado. Si al olerlo identificas un olor agrio, este indicará que está comenzando a estropearse, por lo que deberás tirarlo a la basura.

Cómo conservar el ajo

Para poder mantenerlos en las mejores condiciones durante mucho más tiempo debes seguir una serie de recomendaciones. De esta forma conseguirás alargar su vida útil y evitarás desperdiciar alimentos. Los ajos siempre deben almacenarse en un lugar oscuro, seco y dentro de un recipiente que tenga tapa.

Por otro lado, deben estar aireados, por lo que un bote para ajos es una buena opción, ya que estos cuentan con unos agujeros en su superficie que ayudan a que el aire circule por el interior.

Es posible que hayas pensado que guardarlos en el frigorífico te ayudará a mantenerlos sanos más tiempo, pero en realidad es todo lo contrario, la humedad y el frío de este electrodoméstico hacen que se humedezcan y por tanto que se pudran antes.

Métodos de conservación

Además de conservarlos dentro de un tarro podrás acudir a otros métodos caseros que pueden ayudarte a conservar los ajos durante meses para usarlos cuando necesites.

  • Ajos en conserva: tan solo necesitarás limpiar los dientes de ajo, es decir sacarlos de la cabeza y eliminar la piel, a continuación, cuécelos hasta que estén blandos. Por último, llena un tarro suficientemente grande para que entren los ajos y rellénalo con aceite de oliva. Introduce los ajos dentro, cierra la tapa y conserva el bote en un lugar fresco y seco.
  • Ajos congelados: pela los ajos y envuélvelos en papel de cocina. A continuación, introduce todos los dientes envueltos en un túper y colócalos en el congelador. Podrás utilizarlos a conveniencia cuando los necesites. Debes tener en cuenta que aunque este método puede ayudarte a conservarlos, una vez que han transcurrido dos meses, estos comenzarán a perder propiedades y aroma.
  • Sal de ajo en polvo: puedes hacer tu propia sal de ajo para utilizar en tus comidas y de esta forma aprovechar los dientes. Lo primero que debes hacer es secar los ajos y utilizar una picadora para convertirlos en polvo. Para que se conserven mejor añade sal e introduce la mezcla en un tarro de cristal con tapa. Consérvalo en un lugar fresco, seco y oscuro.

Como ves, el ajo puede durar fresco durante mucho tiempo, por lo que ya no tendrás escusa para que falte en tu nevera. Por otra parte, hay muchos métodos que pueden ayudarte a conservarlo durante más tiempo y a conseguir que no se pongan malos por falta de uso.