Los hogares españoles no destacamos a la hora de conservar alimentos, pues desperdiciamos la friolera de 7,7 millones de toneladas de comida al año, según datos obtenidos del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. Es decir, cerca de un 40 por ciento de los alimentos acaban en la basura tal cual los hemos comprado, lo que supone un total de 25,5 millones de kilos a la semana.

Consejos para mejorar la conservación de los alimentos

Unas cifras escalofriantes que ponen de relieve la necesidad de hacer examen de conciencia y llevar a cabo un plan de actuación para conseguir reducir de forma considerable tanto despilfarro. Pero con unas sencillas pautas, conseguiremos reducir estos datos.


Según una encuesta realizada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), la razón de tanta comida desechada se encuentra en diversos factores que tienen que ver con el desconocimiento acerca de la buena conservación de los alimentos. Muchas veces nos olvidamos de congelar determinados productos, no organizamos bien el carro de la compra, o no hacemos un uso adecuado del frigorífico.


Las frutas, los lácteos y las carnes son los productos que más desperdiciamos, y en verano, estas cifras se incrementan. Para evitarlo, basta con seguir una serie de criterios que nos ayudarán a conservar correctamente los alimentos y que así nos duren más tiempo.

La mejor manera de hacer que la comida tengan una vida más larga es seleccionando correctamente la temperatura de la nevera. En el frigorífico, los alimentos se conservan mejor a 4ºC, pero siempre lo puedes ajustar aumentando dos grados  si lo tienes completamente lleno.

Sin embargo, la fruta, la verdura, la carne y el pescado, requieren de una temperatura concreta para mantener sus propiedades, de ahí la importancia de guardarlos en los espacios destinados para cada caso, de lo que hablaremos más adelante. En el congelador, lo ideal es situar la temperatura a -18ºC.


Para mantener estas temperaturas, hay que evitar abrir la puerta más de lo necesario, abstenerse de meter comida caliente y no llenar la nevera en exceso para que el aire frío pueda circular libremente.
En la nevera, cada estante y cada espacio tiene una temperatura diferente y, por tanto, es importante pensar bien qué colocar en cada uno de ellos. No vale con llenar espacios libres.
La zona superior es la menos fría, por lo que es perfecta para guardar los alimentos cocinados. En el centro, la temperatura oscila entre los cuatro y cinco grados, el lugar ideal para almacenar huevos, lácteos, embutidos y aquellos productos que, una vez abiertos, recomiendan su conservación en frío.

El último estante es la parte más fría de la nevera, por lo que debemos destinar ese espacio a las carnes y pescados. En los cajones, que están protegidos de esas temperaturas tan bajas, pondremos las frutas y verduras.

Guarda las sobras en tuppers

Lo ideal es cocinar las raciones exactas que vayamos a consumir en un día, pero si se nos ha ido la mano con las cantidades, guardaremos las sobras en tuppers herméticamente cerrados. Así, evitaremos que entre humedad y a su vez que se desprendan olores. Muchas veces el motivo principal por el que tiramos un alimento a la basura es por su “olor”, causado precisamente por no cerrar correctamente los envases.
Recuerda que la comida ya cocinada aguanta dos días en el frigorífico, por lo que si no la vas a consumir en ese tiempo, lo mejor es que la congeles.


El congelador es un mundo aparte a la hora de conservar alimentos. En sus cajones metemos comida, sin orden ni concierto, sin saber si algún día haremos uso de ella o si, al estar al fondo, quedará relegada al olvido para siempre. Además, no nos importa mezclar carne, pescado, pan y cubitos de hielo. Hay que intentar que el congelador esté siempre limpio y ordenado, tratando de poner en el fondo los alimentos más recientes para que vayamos usando lo que tenemos y dejemos para más adelante lo nuevo.Procura, además, etiquetar todos los productos indicando el contenido, la fecha de entrada y el número de raciones o peso.


Siguiendo estas recomendaciones conseguiremos alargar la vida útil de nuestros alimentos, siempre y cuando no suframos una avería eléctrica o el frigorífico tenga una avería, en cuyo caso las coberturas del Seguro de Hogar MAPFRE son un valor añadido al garantizar nuestros productos dañados.

Descarga aquí la infografía completa de cómo conservar los alimentos.