El café irlandés se inventó alrededor de 1940. Según cuenta la historia, una noche fría de invierno en la aldea de Foynes (Irlanda) llegó un American Flying Boat con pasajeros congelados de frío. El chef de un restaurante les sirvió un café al que añadió whiskey para que entraran en calor. De esta forma nació el café irlandés, un cóctel ya clásico entre los clásicos.

Cómo preparar un café irlandés

Tomar café es idóneo para sobrellevar el frío y templar el cuerpo. Por eso, os vamos a enseñar cómo podéis hacer vuestro propio Irish coffee. Tan solo vamos a necesitar los siguientes ingredientes: agua caliente, café, whisky irlandés, 1 cucharada de azúcar moreno y media taza de nata montada.

  • El primer paso será echar en un bol la nata montada y añadir algo de azúcar para endulzar el sabor, de esta forma tendremos ya lista la crema para nuestro café irlandés.
  • A continuación, calentaremos un vaso durante unos segundos para evitar que se raje al echar el café caliente y lo dejaremos con una cuchara pequeña en su interior.
  • Posteriormente, añadiremos una cucharada de azúcar moreno en el vaso, de tal manera que cuando echemos el café su sabor se endulce.
  • Mientras realizamos estos pasos podemos ir haciendo el café de forma normal. Después echaremos un poco de whiskey irlandés (aunque también nos sirva un buen whisky escocés) en el vaso con el azúcar y cuando el café esté listo lo añadiremos dejando una distancia de 15 mm hasta el borde.
  • El último paso será remover todos los ingredientes con la cuchara para que queden bien mezclados.

El toque final de un café irlandés

El whiskey en esta bebida es el elemento que le hace principalmente especial, pero también la elaboración de su último paso. Como ya hemos dicho antes, debemos dejar espacio para la crema que ya habíamos realizado al principio con la nata montada.

El último paso será llenar de crema el resto del vaso dejando que sobresalga un poco del borde. Esta debe quedar flotando por encima del café.

A la hora de servir un café irlandés podemos poner un poco de chocolate en polvo por encima de la crema, aportándole un sabor maravilloso. Podemos echar el chocolate que más nos guste ya sea negro, con leche e incluso con menta.