Una forma de mejorar la eficiencia energética de tu vivienda sin hacer obras es mediante la aplicación de una pintura aislante térmica, una emulsión acrílica que, por su innovadora composición, es capaz de optimizar la temperatura y la energía utilizada para la climatización del hogar, además de servir como sellador, impermeabilizante y revestimiento.

Descubre cuáles son sus ventajas y cómo debes usarla para aprovechar al máximo todas sus propiedades.

¿Qué es la pintura aislante térmica?

La pintura aislante térmica, también denominada pintura cerámica, antitérmica o cerámica líquida es una pintura a base agua compuesta por microesferas cerámicas desarrolladas mediante nanotecnología.

¿Cómo funciona? Tras su aplicación, al secarse, las microesferas cerámicas quedan formando varias capas entre las que se crean unas cámaras de aire que rompen el puente térmico y, por tanto, producen un efecto de aislamiento.

Además, como los materiales cerámicos de la pintura tienen propiedades refractarias, se produce un efecto rebote de un amplio espectro de la radiación que incide sobre la superficie, con lo que se consigue rechazar hasta un 90 por ciento de la radiación solar infrarroja y un 85 de la ultravioleta.

¿Cuáles son sus propiedades?

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Entre las propiedades de la pintura aislante térmica podemos destacar las siguientes:

Mantiene estable la temperatura

La principal peculiaridad de esta pintura es que es capaz de estabilizar la temperatura, tanto las bajas como las altas, gracias a sus propiedades aislantes que protegen de las variaciones de frío-calor entre el interior y el exterior.

Por ejemplo, en climas cálidos, si se aplica sobre las cubiertas de las naves industriales de placas de hormigón, puede llegar a bajar la temperatura hasta los 30 grados.

Ahorra energía

Como consecuencia de ese aislamiento, otra de sus características más destacadas es que favorece el ahorro energético, lo que se deriva en un descenso de la factura de la luz y de la contaminación.

Según aseguran algunos fabricantes, si la pintura se aplica correctamente a lo largo y ancho de las paredes del hogar, se puede conseguir un ahorro en aire acondicionado y calefacción de hasta un 40 por ciento.

Reduce la humedad

La pintura aislante térmica evita la condensación de agua que se forma en las paredes como consecuencia del paso de tuberías. Por este motivo, es un excelente aliado a la hora de minimizar la aparición de humedades.

Antimoho

La propiedad anterior está relacionada con esta, pues es difícil que aparezca moho en una pared en la que no hay humedades, ya que los hongos y bacterias necesitan un ecosistema húmedo para sobrevivir.

Así pues, en climas fríos, aplicada en el interior, mantiene el nivel de humedad adecuado, evitando la aparición de moho por condensación y desconchones, con los beneficios para la salud que ello conlleva.

Es ignífuga

Por último, cabe destacar otra de las propiedades que hacen de esta pintura una gran alternativa para las paredes del hogar o de cualquier lugar, y es que es ignífuga, por lo que si se produce algún accidente doméstico en este sentido, la pintura no se quemará nunca.

Pintura aislante térmica: aplicaciones

El origen de esta innovadora pintura se encuentra en la industria aeroespacial, como resultado de su búsqueda de materiales resistentes que fueran capaces de disipar el calor que se produce por la fricción de las aeronaves atravesando la atmósfera a velocidades muy altas.

Más adelante, y debido a su gran resistencia térmica y su impermeabilidad, se incorporó al sector industrial con el fin de mejorar el aislamiento térmico de tuberías, depósitos y todo tipo de estructuras sometidas al estrés térmico derivado de las actividades que se desarrollan en estos lugares.

Tras varias décadas, en la actualidad, se utiliza también en el sector de la construcción, aplicándose tanto en el interior como en el exterior de paredes, cubiertas, suelos y todo tipo de materiales.

¿Cómo se usa?

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Para beneficiarse de todas las propiedades descritas anteriormente, es importante aplicar la pintura correctamente siguiendo las indicaciones del fabricante y estas recomendaciones:

En primer lugar, la superficie a pintar debe estar limpia de polvo y grasa, y lisa. Después, con ayuda de una brocha, rodillo o pistola se aplica con la densidad que indique el envase, ya que si se diluye en exceso en agua pierde la conectividad, que es lo que le hace ser antitérmica.

Una vez seca, es necesario aplicar una segunda y hasta una tercera capa, ya que cuanto mayor sea el grosor, mayor será su eficiencia. El rendimiento adecuado suele ser de un litro de pintura por metro cuadrado.

Cabe señalar que esta pintura se presenta por defecto en color blanco, aunque también se puede encontrar en otros colores (eso sí, a un precio mucho más elevado). No obstante, se puede aplicar la pintura aislante térmica blanca y, sobre ella, dar una capa de pintura convencional de cualquier color sin que la primera pierda sus propiedades.

Cómo conseguir la máxima efectividad

La pintura térmica es efectiva si se aplica en la parte correcta de la pared o superficie, es decir, por dentro o por fuera (cuando sea posible):

  • Para aislar la casa del frío o eliminar los problemas de condensación de una pared, hay que pintar por el interior.
  • Para aislar la casa del calor: hay que pintar por fuera, ya que es la forma de frenar la entrada de calor.
  • Para romper un puente térmico en el interior: se aplica por dentro para evitar la pérdida de calefacción.

En cualquier caso, hay que recordar que el éxito de un buen aislamiento en el hogar no se reduce al tipo de pintura que se aplique en las paredes. Además, hay que prestar atención a los cristales y ventanas, la circulación de aire en el interior, el aislamiento físico de las paredes, etc.