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¿Es posible educar a los hijos sin móviles?

Niño mirando la pantalla de un teléfono móvil
11 Min de lectura
En plena era de la innovación tecnológica, mantener a los hijos alejados de las pantallas parece un imposible. Sin embargo, educar sin móviles es posible, y de eso saben mucho los directivos de los gigantes tecnológicos.
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En la era de la digitalización, con la tecnología 5G llamando a nuestras puertas y un universo creado en torno al teléfono inteligente, parece lógico pensar que educar sin móviles es imposible. Pero nada más lejos de la realidad.

Renunciar a la tecnología o reducirla a la mínima expresión durante la infancia es posible, pero no fácil. Y, por supuesto, no es lo habitual. Sin embargo, ir contracorriente en este sentido es muy beneficioso.

El método Waldorf o cómo educar sin móviles

Libros y tizas sobre una mesa al lado de un pizarra

Fuente: https://bit.ly/2oUDeAh

Mientras las escuelas de medio mundo tratan de acercar la tecnología a los estudiantes como una forma de ofrecerles un plus en educación, los colegios de pleno Silicon Valley caminan en sentido contrario.

Cuesta creer que, en el epicentro de la innovación tecnológica, los directivos de Apple, Google y otros gigantes tecnológicos elijan para sus hijos centros en los que, en lugar de pizarras interactivas, ordenadores o tablets, se ofrezca a los estudiantes pizarras tradicionales, cuadernos, libros, etc. En estos centros, los alumnos no ven un dispositivo tecnológico hasta bien entrada la secundaria.

Esta obsesión (la de alejar a los hijos de las nuevas tecnologías) va más allá de las aulas, trascendiendo el hogar. Cuando estos niños salen de clase siguen sin ver una pantalla. Sus padres lo tienen todo calculado, hasta el punto de exigir por contrato a sus niñeras que no lleven móviles a sus casas.

Pero, ¿por qué los que diseñan, producen y venden la tecnología que está transformando nuestra sociedad no quieren criar a sus hijos con pantallas? ¿Qué saben ellos que el común de los mortales desconocemos?

Pierre Laurent, ingeniero informático que trabajó en Microsoft, Intel y varias startups, padre de tres hijos y presidente del patronato del colegio Waldorf of Peninsula (al que van los hijos las élites de Silicon Valley), da la clave en una entrevista al diario El País:

«Lo que detona el aprendizaje es la emoción, y son los humanos los que producen esa emoción, no las máquinas. La creatividad es algo esencialmente humano. Si le pones una pantalla a un niño pequeño, limitas sus habilidades motoras, su tendencia a expandirse, su capacidad de concentración«.

Además, sostiene que los beneficios de las pantallas en los primeros años de vida son limitados. En cambio, el riesgo de adicción es muy alto.

Esta idea de evitar las pantallas a edades tempranas es lo que se ha bautizado como el método Walford, que aboga por evitar el uso de todo tipo de dispositivos tecnológicos y pantallas para que la creatividad y libertad de los primeros años de vida fluya con normalidad y no quede condicionada.

El uso de las pantallas influye en el desarrollo

Aunque se desconoce cuál es el impacto real que puede tener en los niños pequeños la exposición a las pantallas, hay numerosos estudios que relacionan las nuevas tecnologías con determinados hitos en la educación.

Según un estudio publicado por la revista médica JAMA Pediatrics, la cantidad de tiempo que pasa un niño de dos o tres años delante de una pantalla tiene consecuencias negativas dos años más tarde, pudiendo causar retrasos en los hitos de desarrollo.

Para reducir los efectos negativos del uso de pantallas en los más pequeños, la Academia de Pediatras de Estados Unidos publicó en 2016 unas recomendaciones sobre los límites que los padres debían poner a sus hijos:

Menores de 18 meses Ningún acceso a las pantallas
Entre 18 y 24 meses Solo contenidos de calidad y siempre acompañados de sus padres
Entre 2 y 5 años No más de una hora al día de contenidos de calidad
Más de 6 años Establecer límites de tiempo coherentes según la edad del niño y el contenido

 

Pero esta es la teoría. En la práctica, ¿cómo van a luchar los padres contra todos esos ingenieros y psicólogos que diseñan tecnología con el fin de mantener enganchados a sus hijos?

Educar sin móviles

Los nativos digitales han nacido con un gadget bajo el brazo, pero esto no tiene por qué condenarles a una vida de adicción al móvil. En este fenómeno los padres tienen la tarea de fomentar el equilibrio perfecto, y de saber gestionar su uso para evitar que sus hijos sean abducidos por las pantallas. Para ello, pueden poner en práctica los consejos de los expertos:

Dar ejemplo

Como en otras cuestiones educativas, el buen ejemplo es la base del éxito. Lo que los niños vean que hacen sus padres, lo repetirán. Si un padre está todo el día conectado al móvil, pierde toda la coherencia cuando exija a su hijo que no lo use, ya que estará dando un mensaje contradictorio.

Fomentar el juego autónomo

Una forma de evitar el contacto con las pantallas de los más pequeños es fomentando en ellos el juego autónomo, es decir, aquel que inician y gestionan ellos mismos. Se trata de seguir las técnicas Montessori mediante el orden de su habitación y juguetes, para que los adultos pasen de ser el entretenimiento a meros observadores.

Dejar tiempo para el aburrimiento

Muchos padres dan a sus hijos acceso a las pantallas por miedo a que éstos se aburran. Pero no hay que tener miedo al aburrimiento. Tener tiempo para no hacer nada es la mejor forma de desconectar del exterior, liberar la mente de ataduras y dar rienda suelta a la creatividad. Resulta difícil que la creatividad surja si el cerebro está ocupado. Necesita de momentos tranquilos y distendidos.

Lo contrario al aburrimiento es la sobreestimulación. El exceso de estímulos provoca en los niños un nivel de tolerancia que va aumentando, por lo que cada vez necesitan más. Según los expertos, esta podría ser una de las causas de hiperactividad en niños, que no pueden hacer la misma cosa durante mucho tiempo y se desmotivan si la información que reciben no les resulta estimulante.

Todos sus amigos tienen móvil, ¿qué hago?

Varios adolescentes sentados al aire libre mirando sus teléfonos móviles

Fuente: https://bit.ly/2MXhI5P

La edad idónea para que los niños puedan usar su propio móvil es una decisión única y exclusiva de los padres y, por supuesto, nunca hay que dejarse llevar por lo que hagan otros padres con sus hijos. La frase “todos sus amigos tienen móvil” no debería ser la razón principal para comprarle uno, ya que se le estaría dando un mensaje claro al niño de que hay que hacer siempre lo que diga la mayoría, aun en contra de sus propios intereses.

Cómo orientación, según los expertos, la edad mínima para el uso del móvil podría situarse en los 12 años. Sin embargo, la edad aumenta hasta los 15 o 16 años cuando se habla de acceso a determinadas aplicaciones (como WhatsApp) y redes sociales. Por tanto, antes de esta edad, si se le da un móvil a un niño debe ser con ciertas limitaciones en Internet.

Además, hay que tener en cuenta otros aspectos, como la madurez del niño o la utilidad que va a darle al móvil, si va a ser solo para jugar o hablar con sus amigos o si detrás subyace una necesidad real.

En cualquier caso, si los niños van a tener su propio móvil, deben cumplir ciertas normas y hacerlo siempre bajo la supervisión de un adulto. Hay quien aboga incluso por “prestar” un móvil al hijo, un teléfono que es de los padres, pero que el hijo podrá usar como si fuera suyo. Eso sí, cuando llegue la noche o en momentos puntuales, deberá devolvérselo a los padres.

Dar unas normas claras

Antes de que el niño tenga el móvil en sus manos, es conveniente establecer unas normas claras y asegurarse de que las comprende y las acepta. Por ejemplo: no usar redes sociales, no subir fotos, pedir permiso cada vez que quieran descargar una aplicación, etc.

Establecer horarios de uso

Fijar unos horarios de uso es fundamental para evitar que el niño esté conectado al móvil en todo momento. Y este horario hay que supervisarlo y cumplirlo a rajatabla. En este punto, muchos padres abogan por censurar el móvil durante las comidas, en las horas de estudio o cuando toca dormir.

Ayudarles en la gestión de sus relaciones

Supervisar las descargas, aplicaciones, etc., del móvil del niño es más importante de lo que parece. Al fin y al cabo, un móvil con acceso a Internet es una puerta abierta aun mundo de adultos, y a esas edades aun no están preparados para enfrentarse de lleno a todo lo que van a encontrarse: acceso libre a contenidos inapropiados, acoso entre menores, acoso sexual de un adulto a un menor…

Esto no quiere decir que deban renunciar a su privacidad de cara a los padres, pero sí deben saber que hay ciertos aspectos que gestionarán sus progenitores. Además, hay que darles unas pautas de actuación para que sepan cómo reaccionar cuando sean molestados por compañeros o adultos.

Enseñar un uso respetuoso

Por último, es importante enseñar al niño a no hacer lo que no quiera que le hagan a él. Es decir, a ser respetuoso y a recordarle que todo lo que haga en Internet formará parte de su propia huella. Además, las humillaciones, ataques, bromas o chantajes pueden convertirse en delito.

En todo caso, recuerda que tu seguro de hogar te ofrece su servicio de Protección Digital con borrado de rastro en Internet o protección en caso de acoso digital a menores, entre otros.

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Publicado por Blog hogar MAPFRE
- 8 Feb, 2021

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