Evitar las rozaduras de los zapatos nuevos no solo es posible, sino que es mucho más sencillo de lo que piensas. Descubre todos los trucos para evitar ampollas, heridas y horas de sufrimiento cuando estrenas calzado.

No todos los zapatos son iguales y tampoco todos los pies, pero es cierto que hay una gran variedad de fórmulas que te separan de un dolor de pies asegurado, cuando estrenas zapatos o cuando los pones de nuevo, después de un tiempo de estar guardados en el armario. Quizás no todos te surtan efecto o puedas aplicar siempre y en todos los casos estos tips, pero seguro que hay alguno que te salva  y te evita un sufrimiento tan atroz como una rozadura en el talón.

  • Compra los zapatos de tu número

Parece un consejo obvio, pero la realidad deja ejemplos de pies maltratados por zapatos demasiado pequeños, pero también demasiado grandes, tan mala puede ser una cosa como la otra e igual de dañino para tus pies. Si no quieres arriesgarte, lo mejor es que te olvides de las ofertas, los zapatos prestados o cualquier situación en la que tengas que llevar un zapato que no sea de tu tamaño.

  • Prueba con garantías, antes de comprar

Tanto si compras online como si lo haces al modo tradicional, los zapatos tienen que probarse, obvio. Pero ¿sabes probarte tus zapatos para evitar que luego en el uso real te hagan daño? Ten en cuenta cómo está tu pie en el momento de probar: fresco y con frio, cansado e hinchado… esto influye de manera definitiva para elegir unos zapatos o no. También es importante que andes un poco –o lo máximo que puedas- con los zapatos puestos y con el tipo de calcetín o media con el que tengas pensado usarlo.

  • Ensaya en casa

Con los zapatos ya en tu hogar, lo mejor es que sea previsor y no te lances a una jornada de trabajo o de fiesta con unos zapatos nuevos. Aprovecha cuando estás en casa para ir dando forma a tu nuevo calzado y ablandándolo: póntelos para estar por casa, al menos, en un par de ocasiones y durante por lo menos media hora, para descubrir como estarás cuando salgas a la calle con ellos.  Si además es un tipo de zapato nuevo o que no usas a menudo, estos ensayos domésticos te permitirán aprender a caminar mejor y más seguro.

  • Hidrata, nutre y ensancha

No todos los zapatos lo necesitan, pero lo zapatos de piel y materiales naturales pueden llegar a ti algo deshidratados y secos por el tiempo de almacenaje en la zapatería. Esta falta de hidratación puede ser la responsable de que el zapato te haga rozaduras al ponértelo las primeras veces. Evita este riesgo y ayuda a que tus zapatos sean suaves y flexibles hidratándolos por dentro antes de usarlo y cuando los vuelvas a usar en el cambio de temporada. Lo mejor es usar una crema hidratante neutra, puede valerte perfectamente la que usas para el cuerpo o las manos. Insiste en el interior, en los bordes y en el contrafuerte trasero; siendo generoso en la cantidad de crema y luego, ponte los zapatos. Otra opción es tratarlos con un poco de jabón, tal como te explicamos aquí.

  • Hormas para alargar y ensanchar

Si en tus ensayos caseros con tus nuevos zapatos, descubres que te hacen bastante daño y sientes el pie aprisionado, una buena idea es usar antes de estrenar los zapatos, una horma de zapatero. Para los zapatos de piel suelen resultar muy eficaces las hormas para ensanchar y alargar, además si las colocas con el zapato previamente hidratado el efecto se multiplica y seguro que cuando  lo estrenes, ya no te hará daño. Puedes comprar hormas para tenerlas siempre en casa o llevar el calzado a un zapatero que preste es servicio.

  • Agua caliente

Si tus nuevos zapatos son de tela o tejidos similares que no admiten la crema para hacerlos más flexibles, prueba con agua caliente. No se trata de que te pongas la zapatilla, por ejemplo, empapada, pero si puedes humedecer los bordes y zonas más conflictivas con un poco de agua caliente justo, antes de ponértelos, para favorecer que el tejido ceda con más suavidad y facilidad, evitando hacerte daño.

  • Protege el pie

Las sandalias, los mules o las chanclas son el tipo de calzado que más suele ponerse sin calcetín o media, normalmente por estética o gusto; sin embargo, no es una buena norma, al menos, si quieres evitar que te hagan daño el día que los estrenas. Si no estás dispuesto a lucir sandalia con calcetín, hazlo, al menos, en los ensayos de casa y siempre que el tipo de calzado lo permita, utiliza algún tipo de prenda para que el pie no esté en contacto directo con el zapato, es mucho más sano y siempre menos dañino. En verano, al menos hidrata el pie, antes de calzarte.

  • No salgas sin tiritas

A pesar de todas las precauciones, si finalmente el zapato te hace daño fuera de casa lo mejor es cortar el problema lo antes posible para que la rozadura sea lo menos profunda y dolorosa. Llevar tiritas, bandas y/o apósitos para poder colocar en el pie en cuando notes que el zapato te está haciendo rozadura, es indispensable. Aunque son más caras, por eficiencia y garantía, la mayoría de los que las han probado, recomiendan las tiritas de silicona mucho más duraderas y protectoras que las de papel o plástico.

Nadie puede garantizarte que, si tomas estas precauciones, te librarás para siempre de las rozaduras, pero sí es seguro que estás mucho más cerca de evitarlas y de que en caso de que se produzcan, serán mucho más leves y menos dolorosas. Muchas veces, el problema no se origina en tus zapatos, sino en la anatomía de tus pies, en tu postura al andar o en la dinámica de tu pisada. Con el Seguro de Salud MAPFRE tendrás acceso a un cuadro médico especializado que te acercará a un diagnóstico acertado y te alejará del dolor y las lesiones en los pies.