El paso del tiempo, la vida familiar con niños pequeños, las mascotas y distracciones que todos cometemos a diario son los motivos por los que tu sofá no contempla todas sus propiedades. Y ante esos condicionantes, puede que lo mejor sea hacerte con un sofá blanco realmente fácil de limpiar. Entre los más prácticos en este sentido, tienes dos opciones:

  • Los desenfundables, que podrás lavarlos en la lavadora, siempre respetando las indicaciones para lavado del fabricante, o encomendarte tranquilamente a una tintorería.
  • Aquellos que incorporan tecnología Aquaclean. Por mucho que se manchen, en la mayoría de situaciones solo necesitarás agua para dejarlo como nuevo.

Manchas en sofás blancos no desenfundables

Pero vayamos a lo difícil: Tu sofá de tela no desenfundable y sin Aquaclean. Una mancha horrible amenaza su blanco impoluto (sea como sea el blanco, según la clasificación de más arriba). ¿Cómo limpiar tu sofá de tela entonces?

  • Ante manchas de grasa. Lo primero que haremos es absorber la grasa con un puñado de sal. Después, humedecemos la mancha con un pulverizador, en el que habremos mezclado previamente vinagre blanco y agua caliente (el doble de agua que de vinagre). Por último, tapar la mancha con una cantidad de bicarbonato de sodio, dejarlo reposar unos minutos y aspirarlo hasta que no quede ni rastro.
  • Ante manchas de café. Quitaremos los posibles restos con una esponja seca, mezclamos en un cepillo de cerdas suaves un poco de alcohol y vinagre, frotamos suavemente y después pasamos un paño para repasar.
  • Ante manchas de colores intensos, como la sangre, recomendamos un blanqueante “natural”, como es el agua oxigenada. Dilúyela con un poco de agua y úsala solo para casos puntuales.
  • Ante olores no deseados. Como es el caso de nuestras queridas mascotas. El bicarbonato sirve para quitar el olor y el vinagre tiene propiedades anti ácaros. Pero si además cuentas con un sofá blanco desenfundable, he aquí un truco: dar la vuelta a las fundas, meterlas en una bañera con agua y 300 gramos de sal, sacarlas y ponerlas en lavadora, donde añadiremos medio vaso de vinagre en el cajetín, poner un programa corto en frío y tender.

El mejor mantenimiento

  • Tener siempre a mano un paño húmedo para que, aunque no podamos eliminar la mancha, evitar que el daño vaya a más y minimizar los elementos que manchan.
  • Aspirar una vez a la semana. Si no tenemos la opción vapor en nuestra aspiradora, al menos usar los cabezales adecuados.
  • Contar siempre con las propiedades del tejido y las recomendaciones del fabricante.
  • Usar, si vas a dejar que tu mascota suba contigo al sofá, una pequeña manta para su uso exclusivo. Evitarás posibles manchas y reducirás el riesgo de olores.
  • Si simplemente, ha perdido su color, o ha “evolucionado” con el paso del tiempo, no olvides que, con textiles de color, puedes devolver parte de la vida que ha perdido tu sofá.

Clases de blanco

Si vas a por tu sofá blanco, toma nota de esta clasificación de blancos y sus recomendaciones para interiorismo.

  • Blanco puro: El que no tiene ningún matiz azulado, amarillento, rosáceo…
  • Blanco seda: Tiende un poco a gris claro, como de hielo, que le da un aspecto elegante a cualquier estancia.
  • Blanco hueso: Si te fijas bien, verás su cierta inclinación al marrón más claro. Por eso le va perfecto a los suelos de madera.
  • Blanco antiguo: Se llama así porque simula el paso del tiempo, como el que podemos apreciar en los libros de más edad. Queda perfecto en ambientes vintage.
  • Blanco crema: Inspirado en el color real de la crema de leche. Es acogedor, da un toque tierno a una estancia.
  • Blanco roto: Similar al blanco puro, pero con algún toque de color. Por ejemplo, el de la arena claro. Ideal para no dar tanto contraste con otros colores.
  • Blanco frío: Sus tonalidades azules aportan elegancia y puede que un toque de luz fluorescente (hay que tener cuidado con este tono).

Si sigues las tendencias decorativas, sabrás que el estilo nórdico lleva años pisando fuerte. Y el blanco es su principal estandarte: da luz (una necesidad imperante en países donde la luz escasea), sensación de espacio, pureza y sirve para disimular desperfectos. Pero el estilo nórdico tiene otras razones que necesitan el blanco:

  • La posibilidad de mezclar diferentes estilos, sin recargar, solo se consigue con una base neutra.
  • La naturaleza se vuelve protagonista, tanto en plantas como en tejidos y muebles de madera, que resurgen sin apabullar la vista.
  • Los elementos salen de su contexto y reina la mezcla: así, es fresco ver un foco industrial en un salón, un palé como mesa baja, una maleta como mesa auxiliar…
  • Prima el coste sentimental al coste monetario: elementos de diseño conviven con gangas de mercadillo y obras DIY.

¿Cómo un estilo que combina tantos tejidos y elementos pueda ser además un ejemplo de armonía? El blanco profundo que lo conecta todo. Y si no te estás planteando cambiar el estilo de toda tu casa, es natural que, si quieres algo de paz, empieces por añadir algo de blanco a tu entorno, por ejemplo, a tu sofá. Pero no todo es blanco o negro. O blanco, sin más.

Sin importar de qué color sea tu sofá, recuerda que los Seguros de Hogar MAPFRE te ofrecen distintas coberturas y algunas de ellas contemplan la protección de tus muebles.

 

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