Cuando una vivienda carece de calefacción, uno de los recursos más utilizados es equiparla con calefactores eléctricos. Una buena alternativa si no fuera por el incremento considerable que producen en la factura del consumo eléctrico.

Si se busca calor instantáneo con un sistema que no requiera instalación previa y que no consuma en exceso, las estufas de parafina son la mejor solución.

¿En qué consisten las estufas de parafina?

Las estufas de parafina o queroseno son sistemas de calefacción portátiles de un tamaño similar al calefactor eléctrico. Su característica principal es que calienta rápidamente el ambiente a través de la combustión de parafina, un líquido incoloro e inflamable que se obtiene de la destilación del petróleo.

Ventajas de las estufas de parafina

Entre las ventajas de las estufas de parafina cabe destacar las siguientes:

  • A diferencia de otro tipo de estufas, como las de gas butano, las de parafina emiten calor seco, lo que favorece que el calor se propague rápidamente.
  • No se necesita una instalación previa ni hacer obras para meter tubos o luz. Como mucho, algunos tipos necesitan enchufarse a la red eléctrica.
  • Tienen un gran rendimiento. Se calcula que la eficiencia energética de estas estufas está cercana al cien por cien.

Suponen un gran ahorro. Las estufas son baratas y el combustible rinde mucho. Con 20 litros de queroseno o parafina (unos 40 o 50 euros) puede estar funcionando unas cien horas.

¿Son seguras?

Las estufas de parafina son seguras, siempre que se utilicen con prudencia y se tengan en cuenta los riesgos y posibles efectos adversos que suponen su mal uso.

La parafina en sí no es peligrosa, pero puede llegar a serlo si no se trata con responsabilidad. Durante el proceso de combustión de este hidrocarburo se libera monóxido de carbono en el ambiente, lo que puede ser tóxico para la salud o, en el peor de los casos, resultar letal si esos gases se concentran en el mismo espacio de forma prolongada o se dan situaciones no controladas.

Por eso es importante someter la estufa a un mantenimiento periódico (por ejemplo, cambiar la mecha cada año) y ventilar adecuadamente la estancia en la que se encuentra.

También hay tener cuidado para que no se quemen los objetos que haya cerca de la estufa. En cualquier caso, como medida preventiva es aconsejable disponer de un extintor, así como un Seguro de Hogar con garantía de incendios.

Tipos de estufas de parafina

Podemos clasificar las estufas de parafina en dos grandes grupos en función del tipo de encendido: de mecha o por electricidad.

Estufa de parafina de mecha

Son las estufas de parafina tradicionales que destacan por su sencillez y por no necesitar electricidad, ya que funcionan con pilas.

Constan de un depósito para el combustible que se calienta al prender una mecha, la cual hay que cambiar cada año. Tienen una autonomía de 15 horas, aproximadamente.

Se suelen usar en salones, pasillos, etc., pero no se recomienda ponerlas en dormitorios.

Estufa de parafina electrónica o de láser

Son aquellas que necesitan conectarse a la red eléctrica para funcionar. Gracias a ello, incorporan un sistema electrónico de control más avanzado que las de mecha. Por ejemplo, incluyen posibilidad de programarla por horas, termostato, ventilador para repartir el calor más uniformemente, función de ahorro del combustible, un sistema que impida que los niños accionen algún botón, control electrónico del quemador, etc.

Además, tienen más potencia (pueden calentar estancias de más de 40 m2), consumen menos combustible que las de mecha y tienen quemadores con función autolimpiante.

¿Dónde poner una estufa de parafina?

Este tipo de estufas son una buena solución en estancias de entre 20 y 40 m2. No obstante, como comentábamos antes, emiten ciertos gases. Por ello, aunque incluyen sensores y medidas de seguridad, no es aconsejable colocarlas en dormitorios o en espacios con poca ventilación.

Al margen de esta indicación, se pueden colocar en cualquier lugar, siempre que se mantenga una distancia entre el aparato y otros objetos para evitar riesgos.

Si no sabes por qué tipo decidirte, las estufas de parafina eléctricas son más potentes y seguras, y por tanto más recomendables. Pero debes tener en cuenta que necesitarás una toma de enchufe. Si la habitación no dispone de una, tendrás que decantarte por una estufa de mecha.

¿Me interesa una estufa de parafina?

Las estufas de parafina son una opción interesante frente a los calefactores eléctricos, ya que consumen menos y emiten un calor más agradable, ya que se reparte mejor. La sensación de confort es mayor.

Si la comparamos con la estufa de butano, las diferencias son mínimas. En todo caso, la de parafina gana en cuanto a que su bidón de combustible es más ligero que la bombona de butano.

Comparativa de gasto entre una estufa eléctrica y una de parafina

Para calcular si nos interesa una estufa de parafina vamos a hacer la siguiente operación. Supongamos que escogemos una estufa de 2,7 Kw ideal para calentar una superficie de unos 35 m2. Tenemos pensado tenerla encendida una media de 4 horas al día, 5 días a la semana durante los meses de más frío.

El consumo medio de una estufa de parafina de estas características es de 0,28 l/h por lo que 80 horas x 0,28 l/h= 22,4 litros de combustible. Una garrafa de 20 litros ronda los 30€, es decir, 1,5 € el litro de combustible. Por tanto, si multiplicamos los litros que necesitamos (22,4 €) por el precio del litro (1,5 €), el coste mensual de la estufa de parafina serían 33,6 €.

Para un consumo similar en una estufa eléctrica, tendríamos que tener en cuenta que el coste medio de la electricidad es de 0,25 € el Kw/h. La operación sería la siguiente: 80 horas x 2,7 Kw x 0,25= 54 €.

Es evidente el ahorro económico que supone la estufa de parafina en un caso como este.