El vino tinto o el vino blanco son ideales para maridar cualquier tipo de comida. Puedes acompañar cualquiera de tus platos con una copa de esta bebida. Para que los sabores de tus platos obtengan el mejor acompañamiento debes saber cómo utilizar cada uno de ellos con los distintos tipos de platos.

La moderación es la clave para consumir el vino ya que en exceso causa multitud de problemas para el organismo. Este tipo de bebidas ya se consumían hace miles de años y entre sus propiedades destacan las vitaminas y minerales que incluyen, además de los polifenoles, los antioxidantes que te ayudarán a luchar contra los radicales libres, además de ser fuente de fibra.

La diferencia principal entre los dos tipos de vinos son las uvas con las que están elaboradoras, además del tratamiento y el proceso de conservación por el que pasan cada uno de ellos antes de llegar al consumidor.

De este modo, el vino blanco conlleva un proceso de maceración a una temperatura de entre 17 y 19 grados, por su parte, los vinos tintos requieren una temperatura superior que va de los 24 a los 26 grados.

Además, de estas diferencias, no todos los vinos proporcionan el mismo aporte calórico. El vino tinto siempre tiene más calorías que el vino blanco. Además, estos últimos tienen menos graduación alcohólica.

¿Qué propiedades tiene el vino?

El vino en general, tiene, como ya hemos señalado, distintas propiedades saludables, pero su consumo siempre debe ser muy moderado para evitar otros problemas de salud graves derivados del consumo de alcohol.

Propiedades del vino blanco

  • Gracias a su compuesto fenólico ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares.
  • Ayuda a controlar la diabetes y la enfermedad renal crónica.
  • Ayuda a reducir la presión arterial.
  • Es capaz de prevenir enfermedades pulmonares.
  • Tiene función antioxidante que ayuda a retrasar el envejecimiento.
  • Aporta minerales (fósforo y potasio).

Propiedades del vino tinto

  • Ayuda a controlar el colesterol gracias a que es capaz de aumentar el colesterol y bueno y reducir el malo.
  • Reduce el riesgo de coágulos de sangre debido a que puede ayudar a reducir la presión arterial.
  • Previene enfermedades de tipo degenerativas del cerebro y la demencia.
  • Puede mejorar la salud cardíaca.

¿Cuándo tomo vino blanco y cuándo vino tinto?

Hasta hace algunos años la división del consumo de vinos se hacía dependiendo solo de dos factores, es decir, si los platos estaban elaborados con carne o con pescado. Para los primeros, los de carne, se recomendaba el acompañamiento con vino tinto, y para los pescados el del vino blanco. En la actualidad la variedad se ha ido diversificando por lo que es más complicado elegir el vino ideal para cada plato. A continuación te damos algunas claves para acompañar tus principales platos. Además de los ingredientes del plato, deberás tener en cuenta el modo de preparación del mismo.

Pasta

En Italia es muy típico acompañar la pasta, sobre todo si es boloñesa con un vino tinto joven o un crianza con poco tiempo en barrica. Si por el contrario esta pasta lleva como fondo solo la verdura y tomate irá muy bien con un vino rosado, lo mismo ocurrirá con aquellas cuyo aliño esté compuesto por orégano, aceite de oliva y mozzarella. En el caso del pesto y de los platos elaborados con salsas cremosas,  no dudes en elegir un vino blanco.

Pescado

No siempre debe cumplirse la regla de que el pescado debe ir acompañado de vinos blancos. Por ejemplo, si decides elaborar un plato de salmón cuya base sean las setas o los champiñones, es mejor elegir un vino tinto. Lo mismo ocurre con el bonito encebollado que debido a su intensidad, marida mucho mejor con vinos rosados o tintos.

En cuanto al uso del vino blanco, es muy recomendable con los mariscos, con el pulpo o los mejillones. Además le irá muy bien a todas las frituras de pescado y a los guisos de este tipo. Puedes elegir la variedad de vino que más te guste ya que el frescor y la acidez irá perfecta para los platos que tengan el pescado como base.

Carnes rojas

En este sentido, los expertos siguen recomendando que este tipo de carnes sean acompañadas con un vino tinto. Cuando te dispongas a comer un chuletón, un solomillo o un entrecot con una guarnición sencilla, la mejor opción es optar por un vino tinto que se englobe dentro de la categoría de crianza o reserva. A la hora de elegir el tipo ya dependerá de tus gustos personales y de la denominación de origen que prefieras. Para dar todo el protagonismo al plato, conviene elegir un vino con cuerpo, potente y concentrado con una cuidada elaboración.

En el caso de carnes rojas especiadas como pueden ser las de cordero, también podrás optar por un vino tinto tempranillo. Este tipo de vinos conservados en barrica le van muy bien a los platos con cordero. Si para realizar este plato has optado por incluir un poco de vino tinto, elige siempre el mismo que vayas a servir con el plato, de esta manera se apreciarán mejor los matices.

Pollo

En este caso, podrás combinarlo con el tipo de vino que más te guste ya que se trata de una carne que pega bastante bien con los dos tipos de vino. Pero si quieres acertar, tendrás que fijarte en el tipo de cocina ya que si este está preparado guisado con una base de hierbas aromáticas, tomate y cebolla, le irá muy bien el vino tinto. Se trata de una carne suave, por lo que le va muy bien el vino tinto, pero es mejor que sea tempranillo. Por otro lado, si la base del plato son las setas o las patatas es recomendable que elijas un tinto con más cuerpo.

Si te has decidido por un pollo asado con zumo de limón es más recomendable que utilices un vino blanco ya que esté irá fenomenal con los toques cítricos del plato que te dispones a saborear.