Si estás pensando en una cena informal y no sabes con qué sorprender a tus amigos sin complicarte demasiado en la cocina, preparar una tabla de quesos puede ser una buena opción.

El queso es un producto que gusta a todo el mundo y dispone de tantas variedades como puedas imaginar. Si eliges los productos correctos, los sirves y acompañas con los alimentos más adecuados obtendrás un resultado espectacular.

Cómo elaborar una tabla de quesos

Para realizar una buena tabla de quesos no es suficiente con una correcta presentación. Las variedades utilizadas, la forma de servirlas y la temperatura de estas será esencial a la hora de crear la mejor.

Lo primero que deberás hacer es pensar en el número de personas que disfrutarán de la tabla y del papel que esta tendrá en tu cena. Es decir, si se trata de un picoteo o si va a convertirse en el plato principal.

¿Qué quesos elijo?

Una tabla no tiene sentido si no existen distintas variedades de queso. Al menos, para conseguir un buen contraste entre los distintos productos, necesitarás varias modalidades de queso distintas. Lo normal, para poder apreciar bien todos los sabores, es que se utilicen entre 5 y 8 variedades por tabla.

Fuente: http://bit.ly/2lQQwM1

En el momento de seleccionar los quesos, entra muy en juego tus gustos personales, pero también hay trucos que pueden ayudarte a decantarte por unas opciones u otras como pueden ser la procedencia de la leche, la intensidad, la textura o la maduración del queso.

Temperatura

Es tan importante el tipo de quesos a elegir como la forma de cortarlos y prepararlos antes de colocarlos en la tabla. Los quesos deben consumirse a temperatura ambiente, por lo que la mejor opción es que si estás conservándolos en la nevera, los saques al menos dos horas antes de preparar la tabla de manera que estos alcancen su temperatura óptima y no pierdan sabor.

Cada variedad con su corte

Cada tipo de queso debe servirse de una forma ya que su textura no es la misma. Estas son las formas más recomendadas a la hora de cortar el queso y poder servirlo en una tabla:

  • Cuña: será ideal para servir quesos duros y tiernos siempre que se conserve la corteza. En el caso de que el queso sea muy fuerte, la mejor opción es partirlo en finas láminas para que el sabor se aprecie mejor.
  • Tarrinas: serán necesarias para quesos untables o muy blandos que deban consumirse sobre pan o galletas saladas. De esta forma cada comensal puede servirse la cantidad que desee.

Colocación

Para poder servirlo a tus invitados deberás disponer de una buena tabla de madera en la que colocar todas las variedades que quieres ofrecerles.

También puedes disponer de distintas tablas para ofrecer diferentes variedades, esto dependerá del número de personas que vayan a disfrutar de ella.

Para conseguir disfrutar al máximo de todas las variedades de queso es recomendable que se empiece siempre por los quesos con un sabor más suave, de esta manera, se conseguirán apreciar mucho mejor los matices. Deberás, por tanto, dejar aquellos con un sabor más fuerte para el final.

Para colocarlos de forma ordenada y de manera que los comensales puedan seguir un orden, lo conveniente es que los coloques de izquierda a derecha. Los más suaves se colocarán en el lado izquierdo de la tabla y los más fuertes a la derecha.

El acompañamiento como parte esencial

Tan importantes como las variedades de queso y la forma de servirlos son los acompañamientos de estos. Puedes decantarte por los que más te gusten, pero estos son los más aconsejables:

  • Crujientes: los panes y galletas de este tipo siempre son un acierto en las tablas de queso. En el mercado encontrarás distintas formas y texturas para conseguir un buen resultado.
  • Dulce de membrillo: es el acompañamiento por excelencia de cualquier queso. Sin duda colocar unos daditos de este producto te ayudarán a conseguir siempre un buen resultado.
  • Frutos secos: pueden ser de cualquier tipo y con cualquier preparación, es decir, al natural o tostados. Siempre aportarán un contraste interesante con las texturas del queso y ayudarán a potenciar su sabor. Las avellanas, almendras y nueces, por ejemplo, combinan muy bien con quesos tipo Comte, Gruyere o Appenzeller. Por su parte los anacardos y las almendras serán ideales para quesos viejos y curados.
  • Mermelada: las más ácidas son las que mejor combinan con los quesos, por lo que siempre serán un acierto aquellas de naranja amarga, mora, frutos del bosque, pimiento o cebolla.
  • Pan: si quieres acompañar tus quesos con este producto la mejor opción es que también uses distintas variedades como puede ser el pan blanco, el integral, con semillas o utilizar distintas texturas. Deberás optar por ellos cuando te decantes por los quesos más suaves.

¿Qué puedo beber?

La gran versatilidad del queso permite que su sabor pueda apreciarse con cualquier tipo de bebida por lo que, en este punto, entrará en juego la parte más subjetiva. Cada uno tiene sus propios gustos, por lo que la elección de unas u otras dependerá de cada comensal.

Como norma general, aquellos quesos más fuertes como pueden ser los azules combinan muy bien con vinos de postre tipo Pedro Ximénez u Oporto. Por su parte, aquellos que son más picantes con licores, los más duros con tinto y los suaves con vinos blancos.

Aunque si quieres acertar con el vino que vas a servir con tu tabla de quesos, aquí te dejamos unas pequeñas recomendaciones de maridaje.