La técnica aguada de pintura también es conocida como veladura y se consiguen unos resultados similares a otras técnicas como el trapeado o el esponjado.

Preparar la pared y la pintura

Lo primero que tendremos que hacer para llevar a cabo la técnica aguada en las paredes, es elegir los dos colores de pintura que vamos a usar. Deben ser dos colores que se diferencien entre ellos para que podamos percibir el contraste en el acabado final. Por ejemplo, si escogemos el color más claro para usarlo como base, el resultado nos dará más la sensación de haber creado una textura en la pared, mientras que si lo empleamos para el acabado, obtendremos una sensación de brillo.

Dependiendo de lo que queramos, elegiremos una u otra opción, siendo siempre recomendable que la pintura que compremos sea plástica para facilitarnos el trabajo.

Comenzar a pintar

Una vez que tenemos todo preparado, tendremos que adecuar la pared como si fuésemos a pintar de forma habitual, es decir, dejándola bien limpia y lijada para que la pintura se adhiera de forma correcta. Comenzaremos dando la primera capa, utilizando el color que hayamos seleccionado para usar como base. Dejaremos que se seque el tiempo necesario y aplicaremos una segunda capa.

Cuando se haya secado, aplicaremos una tercera capa, pero esta vez con el color elegido para el acabado y bastante diluida en agua. Nos ayudaremos de un rodillo o una brocha y comenzaremos a pintar con movimientos irregulares, intentando que la pintura no gotee. Antes de que se seque, usaremos una esponja o un trapo para ir retirando pintura y dejar al descubierto la base, de manera que una vez seca toda la pared, habremos conseguido el efecto deseado.