Si tienes un piso vacío cerca de algún centro de estudios o campus universitario, una buena opción es alquilarlo a estudiantes. Debes asegurarte de que la vivienda cuenta con el mobiliario básico y que está en condiciones para ser habitada.

Después, toca decidir el tipo de contrato de alquiler, que en el caso de un piso para estudiantes puedes optar por uno tradicional, uno por temporada o el arrendamiento de una habitación en un piso compartido.

Contrato de alquiler de una habitación en un piso compartido

En este tipo de alquileres el inquilino tiene derecho a usar la habitación por un tiempo determinado compartiendo las zonas comunes de la vivienda con los demás inquilinos. Está regulado por el Código Civil (CC).

El plazo es el que libremente hayan pactado las partes, sin prórrogas obligatorias para el propietario. Además, este puede decidir la cuantía de la renta, forma de pago, etc.

Ventajas

  • El arrendador puede pedir diferentes cantidades de dinero según la habitación, ya que no es lo mismo una grande que otra más pequeña.
  • Se evitan problemas entre los inquilinos, ya que estos no tienen que preocuparse por si alguno se marcha y ver quién tiene que asumir el resto del pago.
  • Se tiene un mayor control del número de personas que hay en el piso.

Desventajas

  • Esta modalidad obliga al arrendador a tener que llevar un mayor control de los gastos y a contactar con los suministradores de energía si surge algún problema.

Contrato de alquiler tradicional

Es el alquiler de un inmueble habitable destinado a satisfacer la necesidad permanente de vivienda del arrendatario (art. 2 LAU). Se rige por la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU).

La fianza no puede superar una mensualidad de renta, y dos mensualidades en concepto de garantías complementarias.

Si el propietario de la casa es un particular, el contrato se puede prorrogar por cinco meses y si es una empresa, por siete meses.

Ventajas

  • El estudiante debe pagar la renta todos los meses, aunque no esté en la casa.
  • El casero no tiene que estar tan implicado en las gestiones de la casa como en el contrato por habitaciones.
  • Se puede acordar con una sola persona que realice el pago y no inquilino por inquilino.
  • Las facturas se pueden domiciliar con el nombre de esa misma persona, dejando en sus manos la gestión de los desembolsos.

Desventajas

  • La principal desventaja de este tipo de contrato es el nulo control sobre las personas que entran o salen de la vivienda.
  • Además, por norma general, suele ser menos rentable, ya que el alquiler total del piso será menor que de forma individual.

Contrato de alquiler de temporada

Son aquellos alquileres que se celebran por temporadas, ya sea verano, invierno, el curso escolar… Está regulado por la LAU.

En esta modalidad, su regulación se deja a la voluntad de las partes contratantes. En su defecto se aplica lo expuesto en el título III de la LAU y supletoriamente el CC.

La fianza que se puede exigir al inquilino no puede superar dos mensualidades de renta, pero no existen límites en concepto de garantías complementarias.

Además, cabe destacar que en este tipo de contratos es necesario especificar por qué se realiza la ocupación temporal (en este caso estudiantil) y dejar constancia de que el inquilino mantiene su domicilio habitual en otro lugar diferente, generalmente donde está empadronado.

Lo recomendable es optar por un alquiler por habitaciones si son personas que no se conocen entre ellas, y por un arrendamiento de temporada si son amigos o compañeros de trabajo.

¿Cómo es este tipo de contratos?

A la hora de elaborar tu contrato de alquiler no debes olvidar varios temas a tratar:

  • La fecha en que se firma el contrato.
  • Los datos personales del inquilino y propietario.
  • Determinar la duración del alquiler y el precio mensual. También las fechas y forma de pago.
  • Datos del piso alquilado (dirección y descripción).
  • No está de más incluir un inventario para que todo el mobiliario que se entrega quede registrado por escrito.

En cualquier caso, no olvides pedir siempre una fianza o un aval para que en caso de impago o desperfectos puedas usar ese dinero para solventarlo. Así como disponer de una garantía extra, como el Seguro de protección de alquileres MAPFRE, con el que tendrás garantizado el percibo de tus mensualidades de alquiler en caso de impago, entre otras muchas ventajas para disfrutar de toda tranquilidad.