Cuando llegan los días de frío es necesario buscar las mejores alternativas para calentar la casa de la manera más eficiente posible. Dentro de los sistemas portátiles, los radiadores de aceite son una de las opciones más recomendables por su fácil funcionamiento y el consumo contenido que ofrecen los nuevos modelos. Sin embargo, también se deben tener en cuenta algunos de los inconvenientes que presentan estos aparatos.

¿Cómo funciona un radiador de aceite?

Desde el punto de vista del usuario, para que un radiador de aceite funcione tan solo hay que enchufarlo a la corriente eléctrica y esperar que comience a caldear la estancia donde esté ubicado. No obstante, cuando se conecta, en el interior se activa una resistencia eléctrica que es la encargada de calentar el aceite.

En realidad, este líquido es un fluido térmico que se encuentra dentro del calentador y que cuenta con una formulación especial. Una vez que ha alcanzado una determinada temperatura, el calor se transfiere de manera uniforme al metal del dispositivo y, desde ahí, a la habitación.

Durante su funcionamiento, los radiadores de aceite tienen la capacidad de apagarse de forma automática cuando detectan que la temperatura del aceite es lo suficientemente alta para permitir que se mantenga el calor sin necesidad de continuar gastando energía. Cuando los grados bajan, se vuelve a encender, lo que supone un ahorro interesante en el consumo eléctrico.

¿Cuánto consume un radiador de aceite?

El gasto eléctrico de un radiador de aceite depende de varios factores, entre los que se encuentran la potencia del aparato, el número de horas que se utilice al día y, sobre todo, el precio de la luz. Sin embargo, los modelos más actuales se caracterizan por su bajo consumo, ya que utilizan líquidos termodinámicos más avanzados que permiten retener el calor en mayor medida. 

Además, hoy en día, estos aparatos están diseñados de tal modo que no necesitan realizar un gran esfuerzo para emitir el nivel de calor seleccionado. Por norma general, si la potencia no excede de 2.000 W aproximadamente, su uso no elevará demasiado la factura mensual.

Para calcular cuánto te va a costar hay que multiplicar la potencia en KW por las horas que tendremos encendido el radiado, luego por el precio hora que nos cobra nuestra compañía de electricidad (si quieres añadir el IVA, debes multiplicar el precio anterior por 1,21, 21% de IVA en España). Y finalmente por el número de días que tiene el mes. De esta manera, un radiador de aceite de 1.500 W de potencia (válido para una estancia intermedia de 12-16 metros) encendido durante 10 horas sería 150 € al mes, dato orientativo, dependiendo de la tarifa contratada y precio de la luz. Un radiador de aceite de 2000 W en torno a los 200 euros mensuales si lo tenemos encendido 10 horas al día.

¿Pueden resultar peligrosos los radiadores de aceite?

Los radiadores de aceite son uno de los sistemas de calefacción más seguros que se pueden encontrar en el mercado. Estos aparatos no producen ningún tipo de gas o humo contaminante, así como tampoco ningún residuo que sea perjudicial para la salud. Además, si se cae algo encima, no produce llama como ocurre con otros dispositivos, ya que el aceite se encuentra en el interior, dentro de unas bobinas.

No obstante, conviene adoptar algunas medidas de seguridad durante el uso de estos calefactores:

  • En cada temporada, al sacar el radiador de aceite de su caja, es necesario dejarlo reposar en posición vertical durante unas horas antes de enchufarlo.
  • Aunque pueda parecer una buena idea, no es recomendable colocar ropa mojada encima para que se seque, así como tampoco ningún otro objeto que pueda llegar a quemarse.
  • Se debe evitar tocar la superficie cuando el radiador está funcionando debido a que la temperatura llega a ser muy elevada y puede provocar quemaduras.
  • Es preferible que este aparato se encuentre fuera del alcance de los niños.
  • Hay que procurar que exista una distancia mínima de un metro entre el radiador y otros elementos de la estancia.
  • Aunque este sistema de calefacción no necesita un mantenimiento específico, es recomendable limpiar el polvo de la superficie cada semana para evitar que la suciedad pueda obstaculizar su adecuado funcionamiento.
  • Cada cierto tiempo, es preciso revisar el cable, sobre todo la parte del enchufe que va conectada a la electricidad. De esta manera, se pueden evitar múltiples incidentes, es importante prevenir, pero también lo es saber que el Seguro de Hogar MAPFRE cuenta con garantías complementarias, entre las que se encuentra la cobertura de daños por subida anómala de la corriente eléctrica.