Con la llegada del frío, muchos hogares utilizan aún braseros como alternativa a la calefacción o como complemento de ésta. Estos artefactos son capaces de calentar la estancia en la que estén ubicados de una forma rápida y económica, sin embargo, pueden ocasionar accidentes de diversa gravedad. Existen muchos tipos como con las barbacoas, algunos de ellos de dudosa seguridad, y otros que no entrañan problemas, como los braseros anti incendios.

A continuación, mostramos los tipos de braseros desde el más peligroso al más seguro:

Braseros de combustión

Consisten en un recipiente en el que se introduce un combustible sólido (carbón vegetal, leña) para que arda en forma de brasas. Se colocan en el hueco específico que hay en la parte inferior de las mesas camillas. Los más comunes y de mayor tradición son los elaborados en metal de diferentes aleaciones, pero también existieron braseros cerámicos y de piedra.

Son los más peligrosos. Cualquier descuido puede iniciar un incendio. Además, la combustión del carbón o la leña genera monóxido de carbono en grandes cantidades que, al ser respirado, puede causar asfixia por falta de oxígeno.

Braseros de gas

Parecidos a una estufa pequeña de butano, utilizan gas para funcionar. Como en el caso anterior, también pueden causar intoxicaciones por acumulación de monóxido de carbono en incendios.

Braseros eléctricos

Con la llegada de la electricidad a los hogares a mediados del XX, el brasero de combustión y el de gas fueron perdiendo protagonismo y, hoy en día, su uso es anecdótico.

En la actualidad se utilizan braseros eléctricos, más seguros que los anteriores. Conservan una estructura similar a los tradicionales, pero para calentar utilizan una resistencia eléctrica blindada de acero.

Su funcionamiento es simple, son mucho más limpios y apenas se ensucian, y son seguros, ya que no usan gases, carbón u otros combustibles sólidos generadores de monóxido de carbono.

Además, algunos ellos incorporan ciertos sistemas que incrementan su seguridad:

  • Brasero de calor negro: producen calor a baja potencia (unos 250 W), lo que reduce el riesgo de sobrecalentamientos y el consiguiente ahorro energético.
  • Brasero con protección frente al sobrecalentamiento: este sistema desconecta el brasero cuando detecta una subida de temperatura anormal.
  • Brasero con termostato: cuando el brasero alcanza la temperatura deseada se apaga, y se vuelve a encender cuando los grados descienden de nuevo. Esto proporciona mayor seguridad, pero además ahorra más energía, ya que no necesitan estar encendido constantemente.
  • Brasero con sistema anti incendios: incorpora un sistema de ventilación interna que reduce la temperatura del chasis y hace que el calor se reparta más homogéneamente; y además se desconecta automáticamente cuando la tela de la mesa camilla o cualquier otro objeto lo cubre de forma accidental, lo que reduce al mínimo el riesgo de incendio.

Los braseros eléctricos son más seguros, pero eso no quiere decir que no haya que tener cuidado y estar siempre vigilantes. Para todo lo demás, confía en tu Seguro de Hogar MAPFRE, la póliza más completa, a la medida de tus necesidades y con los mejores servicios. ¡Infórmate aquí de todo!