En España nacen cada año cerca de 29.000 bebés de forma prematura, es decir, uno de cada trece partos se produce antes de la semana 37 de gestación.

Estos datos, ofrecidos por la Sociedad Española de Neonatología (SENeo), suponen una de las tasas más altas de la Unión Europea y representan el 75 por ciento de los ingresos hospitalarios en neonatos. Por ello, desde los últimos años se está apostando cada vez más por el denominado método canguro, cuyo objetivo inicial fue ayudar a los prematuros pero que, a día de hoy, se emplea para todo tipo de bebés para afianzar el vínculo entre madre e hijo.

Los orígenes del método canguro

La OMS define el método canguro como el conjunto de cuidados que reciben los bebés prematuros por parte de sus padres. Consiste básicamente en el contacto piel con piel con la madre o el padre, aunque implica más acciones. Es un método eficaz y fácil de aplicar que fomenta la buena salud y el bienestar no solo de los prematuros, sino también de los nacidos a término.

Para encontrar los orígenes de este método hay que remontarse al año 1978 en Bogotá (Colombia). Allí, el doctor Edgar Rey-Sanabria, pediatra y profesor de la Universidad Nacional de Colombia, inició este tratamiento en el Instituto Materno Infantil (IMI) de Bogotá. Después, el doctor Luis Navarrete Pérez y la sección de pediatría del IMI se sumaron al proyecto.

Viendo las ventajas de éste método, UNICEF decidió apoyar el proyecto y en 1994 se creó la Fundación Canguro, que expandió la idea por todo el mundo. A España llegó en el año 1995.

¿En qué consiste el método canguro?

Los recién nacidos necesitan el contacto físico con su madre, tanto como el alimento. El calor de la piel, los besos y abrazos, la vibración de la voz… todo ello son sensaciones gratas que viajan hasta su cerebro y le tranquilizan. Son estímulos que les ayuda a sentirse bien en el nuevo mundo al que acaban de llegar y al que tienen que adaptarse. Y eso es el método canguro, que se caracteriza por facilitar el contacto piel con piel de la madre con el bebé desde las fases más tempranas, de forma continua y prolongada; así como ofrecer de forma exclusiva lactancia materna, siempre que sea posible.

En la práctica, consiste en:

  • Abrazar al bebé durante largas sesiones y con la menor ropa posible, para favorecer el contacto piel con piel.
  • Darle el pecho a demanda (sin horarios).
  • Atenderle de forma inmediata cuando llore.
  • Cogerle en brazos siempre que se pueda.
  • Cambiar el carro por una mochila de porteo o similar que mantenga al bebé cerca del pecho de la madre.

En definitiva, el método Canguro es puro instinto maternal. Y también paternal, porque la mayoría de los puntos los puede llevar a cabo el padre consiguiendo los mismos resultados.

Beneficios del método canguro

Dada la gran cantidad de beneficios que este método tiene en los bebés, es un procedimiento que cuenta cada vez con más seguidores. El tacto es el único sentido imprescindible y el primero en desarrollarse. Gracias a él y a través del contacto piel con piel, el bebé se siente querido, reconfortado y protegido. Desde ahí todo está bien, y así le resulta más fácil lidiar en su pequeño mundo.

Cuando el bebé apoya la cabeza en el tórax de la madre escucha el latido de su corazón, el mismo sonido que oía cuando estaba en el vientre materno, lo que le confiere de nuevo una sensación de seguridad. Además, desde esa posición, el niño puede intercambiar miradas con su madre, porque la distancia con sus ojos es de unos veinte centímetros, la misma a la que puede enfocar la vista en sus primeras semanas de vida.

El método canguro también es muy beneficioso para los padres, ya que se vuelven más sensibles a las necesidades de su hijo y les ayuda a saber interpretar cada gesto, cada voz y cada llanto para después tranquilizarle. Y eso sin contar el descanso que supone para los padres, ya que todas estas sesiones de cariñoterapia hacen que el bebé llore menos y duerma mejor.