Características

Tiempo de preparación 1 minuto
Tiempo total 1 minuto

Ingredientes

  • 1 kilo de tomates
  • 3 dientes de ajo
  • 4 guindillas (o chiles rojos)
  • 2 cucharadas de aceite de oliva
  • 1 pizca de sal
  • 1 pizca de orégano
  • 4 hojas de albahaca fresca

Elaboración

Elaboración paso a paso

  • La salsa puede hacerse con tomates naturales, tomates pelados de bote –en conserva- o tomate triturado. Depende de la disponibilidad y la temporada. Si usas tomates naturales y de temporada, obtendrás una salsa rabiata mucho más natural y sabrosa. Los tomates tienes que lavarlos, pelarlos y quitarles cualquier parte que no esté en perfecto estado. Luego, trocéalos en partes más o menos pequeñas.
  • Pela y corta en láminas finas los ajos. Prepara el aceite en un sartén, con un fuego suave, añade las láminas de ajo. Agrega también las guindillas o chiles rojos. Deja que se vayan dorando lentamente, pero vigila frecuentemente para que no se quemen. Ten en cuenta que el número de guindillas es el regulador del sabor fuerte y picante: cuánta más guindilla, más picante será la salsa.
  • Adiciona el tomate troceado a la sartén con el ajo y las guindillas doradas, salpimienta el tomate al gusto y déjalo en la sartén. Remueve de forma suave e insistente para que los tomates se vayan deshaciendo y la salsa vaya tomando consistencia y textura. No se recomienda avivar el fuego, si quieres una salsa deliciosa. Se calcula que este paso puede llevarte unos 30 minutos para obtener un condimento en su punto justo para tu pasta fresca preferida.
  • Revisa la salsa, probándola antes de retirarla del fuego. Si es necesario agrega sal o un poco de azúcar, si la notas demasiado ácida y necesitas rectificar le sabor. Como toque final, espolvorea el orégano y añade –si tienes y te gusta- unas hojas de albahaca. Remueve de nuevo para mezclar estos últimos ingredientes y retira del fuego.
  • La salsa arrabiata es picante y deja un fuerte sabor. Es ideal para servir con pasta fresca, de hecho, es una pasta de tradición italiana, romana en concreto. Se aconseja servir siempre muy caliente y si no estás seguro de que el picante guste a todos los comensales, mejor preséntala en cuencos o salseros individuales y no junto con la pasta, ya mezclada. Advierte que es una propuesta picante e invita a que cada persona se sirva la cantidad que prefiera.