El mantillo es un abono orgánico obtenido de la fermentación, putrefacción y descomposición de estiércol de animales (caballos, ovejas y vacas) y restos vegetales, que se aplica sobre la superficie del suelo para enriquecerlo, mejorar su estructura, aportar nutrientes para las plantas, y evitar el crecimiento de las malas hierbas.
Existen varios tipos de mantillo con una utilización distinta para cada clase de cultivo. Aquí trataremos del mantillo para las praderas de césped.
¿Por qué es importante echar mantillo en el césped?
El mantillo le proporciona al césped una serie de beneficios:
- Mantiene la humedad del sustrato, con lo cual se evita regar más a menudo.
- Al retener el agua, previene la compactación o dureza del terreno en tiempo caluroso.
- Mantiene una mejor temperatura, lo que protege a las plantas del frío o el calor.
- Su lenta descomposición aporta nutrientes al suelo de manera progresiva.
- Evita la aparición de malas hierbas.
Calidad y comercialización
Para obtener buenos resultados, es fundamental elegir un mantillo de calidad, bien fermentado, y adquirirlo en un proveedor de garantía para evitar que contenga hongos y semillas de malas hierbas, que estropearían el césped en lugar de beneficiarlo.
Se suele vender en sacos o bolsa de varios tamaños, aunque los más habituales son de 50 litros, que pesan unos 29 kilos. También se vende a granel y en grandes sacos (big bag) de, aproximadamente, un metro cúbico de capacidad.
Comprarlo en uno u otro formato dependerá de la cantidad que se necesite. A granel o en envases grandes suele salir más económico, pero no hay que olvidarse del transporte.
¿Cómo calcular cuánto mantillo se necesita?
Lo primero que hay que saber es cuál es la superficie de césped que hay que cubrir. Para eso, no hay más que hallar el área de la superficie de la parcela según las fórmulas geométricas de áreas.
No es necesario ser muy minucioso en las medidas, porque no se trata de la dosis de un fármaco y, además, habrá parcelas que, por su irregularidad, sean complicadas de medir. Sin embargo, para hacer las cosas bien, hay que procurar que la medida sea lo más exacta posible.
Una vez que se ha obtenido el área, hay que tener en cuenta que la cantidad de mantillo necesaria para cubrir un metro cuadrado de césped es de 5 litros, aproximadamente, dependiendo de la calidad del mantillo y del estado en que se encuentre el césped.
5 litros de mantillo / 1 metro cuadrado de superficie |
Si el mantillo es bueno y el césped está bien, un saco de mantillo de 50 litros, por ejemplo, será suficiente para cubrir una extensión de 10 metros cuadrados.
¿Qué época es la mejor?
El mantillo se debe echar una vez al año, generalmente, al principio de la primavera, antes de que suban las temperaturas y de que el césped comience a crecer.
De esta manera, una vez que el mantillo cubra el suelo, y a medida que los nutrientes vayan penetrando en él por el agua de la lluvia o del riego, quedará enriquecido y con numerosos elementos y compuestos para ser absorbidos por las raíces del césped, que, a partir de entonces, comenzará a presentar un aspecto fuerte, renovado y sano.
¿Cómo echar mantillo?

Fuente: https://bit.ly/2Qoi1t4
Para esparcir el mantillo por la pradera, es conveniente realizar varios pasos o fases:
Parcelar la pradera
Lo ideal es dividir la pradera en cuadrados imaginarios de 3×3 metros, que tendrían una superficie de 9 metros cuadrados, medida que cubriría sobradamente un saco de 50 litros de mantillo.
Asegurarse de tener la cantidad suficiente
Para ello, se vacía un saco en cada cuadrado de 3×3 metros, haciendo un montón. De esta manera, nos aseguramos de tener la suficiente cantidad de mantillo y se facilita la posterior tarea de esparcirlo.
Extender el mantillo
Para este cometido, lo mejor es utilizar una pala. Con esta herramienta se lanza el mantillo a ras del suelo, haciendo un movimiento semicircular o de abanico, tratando de evitar que se produzcan amontonamientos de mantillo en algún punto.
El espesor de la capa tiene que ser regular y no debe superar el centímetro y medio, aproximadamente.
Labores complementarias
Una vez repartido el mantillo, es interesante resembrar las calvas que existan con una semilla igual a la empleada para la siembra inicial, para que la pradera luzca, posteriormente, en todo su esplendor.
Asimismo, conviene realizar un riego ligero para que no se produzcan impermeabilizaciones y permitir que el agua de lluvia cale fácilmente para favorecer la penetración de los nutrientes.