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Cómo cuidar árboles frutales en tu jardín

Cuidar los árboles frutales en verano
8 Min de lectura
La poda de árboles frutales es uno de los cuidados básicos para conseguir que nuestros manzanos, perales, membrilleros, etc., luzcan en todo su esplendor y nos regalen la mejor cosecha de frutas.
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A la mayoría de nosotros nos gusta tener árboles a nuestro alrededor porque admirando su belleza se nos hace la vida más agradable. Su presencia apacible nos proporciona paz, descanso y serenidad.

Pero además de esos beneficiosos efectos en nuestra alma, los árboles nos proporcionan también otros de tipo físico: nos dan sombra en los calurosos días del verano, filtran los vientos, absorben la contaminación atmosférica, preservan del ruido, proporcionan privacidad, y si están bien cuidados y bien ubicados en nuestro jardín, elevan el valor de la propiedad.

Y no sólo sirven como elementos decorativos en nuestro jardín, sino que además nos proporcionan la satisfacción personal de obtener una rica cosecha de frutas propias.

Árboles frutales, cómo cuidarlos

Para que los árboles frutales se desarrollen correctamente hay que cuidarlos bien y procurar que su ambiente y espacio sea el que necesitan por especie y características. Hay que calcular el tamaño que alcanzará nuestro árbol en el futuro para ubicarlo en el mejor sitio posible y no tener que trasplantarlo después ni recortarlo en demasía. Su lugar de plantación debe ser luminoso y cálido, sin bruscos cambios de temperatura, y la tierra debe mantenerse siempre húmeda, pero no encharcada.

La poda de árboles frutales es una labor primordial. Es una técnica que consiste en el corte de las ramas del árbol, buscando el equilibrio, para obtener frutos de tamaño grande y de calidad. Es esencial desde el mismo momento de la plantación del árbol, para conseguir una estructura de ramas abierta, que crezcan horizontalmente.

Poda de árboles frutales: cómo y cuándo hacerla

Durante el otoño, más o menos hacia mediados de la estación, cuando los caducifolios están sin hojas y los perennifolios tampoco crecen, podemos podarlos. No obstante, es conveniente informarse bien para saber qué tipo de poda hay que aplicar a cada especie y en qué momento, ya que no todas ellas tienen el mismo calendario, aunque para todas ellas vale el principio: cuando hay heladas, no se poda.

Hay varios tipos de poda:

  • Poda de formación. Se realiza para conseguir una adecuada forma para el árbol. Comienza en la plantación y se practica cada año y solamente mientras dura el proceso de formación del árbol (tres o cuatro años).
  • Poda de limpieza. Esta poda es necesaria en todas las especies y durante toda la vida del árbol. Consiste en quitar ramas secas o que enmarañen la copa, chupones, tocones secos, etc.
  • Poda de fructificación. Para renovar las formaciones del árbol que portan la fruta por otras que llevarán la cosecha del año siguiente.
  • Poda de rejuvenecimiento y regeneración. Es una poda drástica que se hace en determinados casos, como cuando escasea la producción de frutas. Tiene como objetivo el rebrote del árbol y se utiliza mucho en olivos, manzanos, membrilleros o perales pero no en ciruelos, melocotoneros o cerezos.

Hay varios métodos de poda de renovación o regeneración:

  • Terciado de ramas: se deja 1/3 de la longitud de la rama y se le practica a algunas ramas cada año, no a todas a la vez.
  • Descabezado: se rebaja la mitad de copa un año y la otra mitad al siguiente.
  • Renovación por injerto: interesante cuando hay pocos rebrotes o se quiere cambiar la variedad.
  • Recepado: consistente en cortar el árbol a ras del suelo. Es una poda drástica a la que sólo responde el olivo y, a veces, la higuera y el manzano.

Para realizar la poda de árboles frutales debemos estar provistos de una serie de herramientas especiales: tijeras a una o dos manos, las pértigas con sierra manual o mecánica, los serruchos, las sierras de arco, las moto sierras, etc. Las partes cortantes se deben desinfectar antes y después de cada uso para evitar la contaminación de la planta. Es conveniente disponer también de una escalera lo suficientemente larga.

Finalmente, para evitar accidentes, será necesario estar bien protegido con guantes, calzado y ropa apropiados. Y siempre es bueno contar con un respaldo, como el Seguro de MAPFRE Salud, que ofrece asistencia ante los imprevistos que puedas tener.

Además de la poda, los frutales requieren de otros cuidados todo el año. Aunque contemos con pocos árboles en nuestro jardín, nos será de gran ayuda establecer un calendario de las actividades que deben llevarse a cabo en cada estación del año.

Preparar el terreno y fertilizar en primavera

El comienzo de la primavera es un tiempo con fuertes oscilaciones climatológicas, puede hacer frío, calor, llover, helar, granizar, etc.

Por eso, es importante acolchar el suelo con una capa de virutas de madera, serrín, agujas de pino y cortezas que inhiba el crecimiento de las malas hierbas, a la vez que protege las raíces de cambios bruscos de temperatura y le aporta al suelo materia orgánica que le ayuda a retener la humedad.

A mitad de la estación, es conveniente aplicar algún producto fitosanitario específico para controlar la aparición de plagas que puedan atacar a los árboles. Es fundamental fertilizar los árboles especialmente con nitrógeno líquido o granulado de liberación lenta. Es tiempo también de eliminar los espolones, que son ramitas cortas engrosadas con yemas de flor, que debilitan la fuerza de las ramas y le roban energía para producir los frutos.

Combatir los ataques de insectos en verano

Se continúa con la aplicación de nitrógeno como fertilizante. Los árboles necesitan riego abundante al menos una vez por semana. Para conservar la humedad del suelo conviene poner un acolchado de serrín o cortezas de árboles.

Es fundamental, también, combatir los ataques de insectos que en esta época proliferan mucho, especialmente los de las hormigas, que se pueden evitar mediante barreras en el tronco. Las plagas pueden atacar tanto a los frutos, como a las flores y las hojas. Si hay que fumigar, procurad hacerlo si es posible con productos caseros y naturales; no utilizar fungicidas sistémicos cuando el fruto comienza a tener tamaño. En esta estación, los árboles no se podan; tampoco se plantan, salvo que se hayan adquirido en contenedor y teniendo cuidado de que las raíces no entren en contacto con el aire.

Aplicar tratamientos preventivos en otoño

Con la llegada del otoño las plantas comienzan a gastar menos energía y su crecimiento se ralentiza. Muchos frutales terminan de madurar sus frutos. Hay que rebajar la frecuencia de riegos, pero manteniendo la tierra húmeda. Tratar los frutales con fungicidas a base de cobre mediante el riego o pulverización de las hojas, para combatir los hongos que hace aparecer la humedad ambiental. Quitar las malas hierbas y aplicar abonos ricos en fósforo y potasio en forma diluida.

Para prevenir la aparición de plagas en la siguiente primavera, hay que hacer tratamientos preventivos con jabón potásico. Si hemos plantado en el suelo algún arbolito, lo protegeremos de las bajas temperaturas con un acolchado de cortezas de pino, greda volcánica o incluso piedras decorativas.

Poda de árboles frutales en invierno

La tarea más significativa a realizar en el huerto o jardín durante el invierno es la poda de los árboles frutales, pero también es el momento idóneo para aplicar abonos ricos en nitrógeno en la base de los árboles, para favorecer su resistencia y estimular la floración; y productos fitosanitarios, como sulfato de cobre, aceite mineral o azufre, para prevenir las infecciones provocadas por hongos, virus, bacterias o plagas.

Asimismo, es importante eliminar las malas hierbas y airear la tierra para que absorba bien los abonos aplicados. Si hay que plantar árboles nuevos o realizar injertos, esperar a que el tiempo esté despejado.

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Publicado por Blog hogar MAPFRE
- 5 Jun, 2021

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