La cojera en gatos se refiere a cualquier dificultad que tenga para caminar normalmente debido a dolor, lesiones, enfermedades articulares o problemas en las extremidades.
Puede ser causada por multitud de circunstancias, desde lesiones traumáticas hasta enfermedades crónicas. A continuación, hablaremos de las causas más comunes de cojera en gatos.
¿Cuáles son los síntomas?
Los gatos son animales que enmascaran muy bien las enfermedades, y por eso, hay muchas cojeras que pueden pasar desapercibidas. Los síntomas más comunes son:
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Imposibilidad de apoyar la pata.
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Letargo y apatía.
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Fiebre (esto se da en procesos infecciosos, sobre todo).
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Hinchazón de la zona.
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Pérdida de apetito por dolor.
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Aumento en la vocalización.
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Lamido excesivo en la zona de dolor.

Causas
Los gatos son animales curiosos e inquietos, por lo que muchas de las cojeras repentinas se podrían dar por accidentes domésticos. Una lesión muy típica es una quemadura en las patas delanteras al caminar encima de la vitrocerámica caliente, en este caso, revisaremos las almohadillas para comprobar si hay lesiones en ellas.
Ante cualquier cojera repentina habrá que chequear la zona de las uñas, es muy común que se puedan encarnar (con la edad suelen producir dobles fundas o crecimientos anómalos), otro accidente muy común es la rotura de las uñas al engancharse en tela, radiadores, cortinas… en este caso, solemos observar además de una cojera marcada, un sangrado de la zona.
También se pueden producir cortes en las almohadillas, que se claven cristales, astillas… esto le produce mucho dolor al animal y la incapacidad de apoyar las extremidades. Por ello, habrá que tener la zona muy limpia para evitar infecciones secundarias.
Los gatos, aunque son animales muy ágiles, en ocasiones pueden sufrir traumatismos, llegando a generar pequeñas torceduras (que irán mejorando día a día), o incluso fracturas (en éstas, veremos que el animal es incapaz de apoyar y no podremos tocar la zona fracturada debido al dolor generado).
Habrá que tener muy en cuenta la edad del animal cuando haya lesiones, ya que en animales más mayores son muy comunes las lesiones de osteoartritis, que es una enfermedad degenerativa de las articulaciones, que causa dolor y rigidez en la extremidad. Aunque puede afectar a gatos de todas las edades y razas, los gatos mayores y con sobrepeso tienen mayor riesgo de desarrollar artritis, y la cojera puede empeorar con el tiempo a medida que la enfermedad progresa. Estas cojeras suelen ser muy típicas y se las conoce como “cojera en frío”, y se identifica porque después de estar tumbado un rato el animal, al comenzar la marcha, cojea, y a medida que se va moviendo, la cojera va disminuyendo.
Además de las lesiones de enfermedades articulares, las infecciones también pueden ser responsables de que un gato no apoye su pata delantera.
Una infección en la pata, ya sea causada por bacterias, hongos u otros organismos patógenos, puede provocar inflamación y dolor, lo que lleva al gato a evitar apoyar la pata afectada. Es importante prestar atención a cualquier signo de hinchazón, enrojecimiento, zona más caliente de lo habitual o secreción en la pata.
Los problemas neurológicos como lesiones en la médula, compresión nerviosa o enfermedades del sistema nervioso, pueden afectar a la función motora de la extremidad.
Los gatos con problemas neurológicos pueden cojear debido a la debilidad muscular, la pérdida de coordinación o, incluso, la falta de sensibilidad en la extremidad afectada.
Otras causas de cojera en gatos pueden ser procesos tumorales. En ocasiones, podremos ver una inflamación en la extremidad, así como una apariencia de consistencia dura, causando una cojera por rigidez de la articulación.
¿Cuándo saber si nuestro gato requiere atención veterinaria?

Lo recomendable siempre es que, ante cualquier cojera, acudamos al veterinario para que pueda valorar cuál es el motivo real de la lesión.
Lo primero que se hará es una exploración profunda de las extremidades, en la que se podrá descartar si las lesiones son por heridas, problemas articulares, neurológicos…
Si las lesiones son por heridas, quemaduras, rotura de uñas o uñas encarnadas, se procederá a realizar curas y a instaurar un tratamiento correcto, generalmente con antiinflamatorio, y según el alcance de la lesión, en algunos casos será necesario instaurar un tratamiento con antibiótico.
En la exploración del animal, si se valora que el dolor es más articular u óseo, habrá que realizar una radiografía para poder diagnosticar procesos de osteoartritis, fracturas, fisuras e incluso imágenes compatibles con procesos tumorales.
Si hay una sospecha de procesos tumorales, será necesario la toma de muestra, realizando una biopsia, una citología o un estudio del líquido articular.
En algunos casos será necesario hacer una analítica completa para descartar procesos infecciosos y procesos metabólicos que puedan ocasionar cojeras secundarias.
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