Lo primero que haremos para arreglar una puerta corrediza será desmontar la puerta. Normalmente se hace empujando un poco hacia arriba la puerta y descolgándola, pero algunas llevan tornillos de seguridad en las ruedas para evitar que se puedan caer. Así que, si al subirla no la podemos quitar, repasaremos toda la parte de los carriles en busca de topes.

Pasos para arreglar una puerta corredera atascada

Limpiar el carril y las ruedas de la puerta

Una vez desmontada, habrá que limpiar los carriles de polvo y suciedad. Usaremos un trapo seco y, si es preciso, lo humedeceremos un poco con agua y jabón. A continuación, aplicaremos unas gotas de aceite lubricante y las extenderemos por todo el carril sin dejar excesos.

Revisaremos que las ruedas giren bien, ya que a veces el polvo y la suciedad se meten dentro de los rodamientos y estos se pueden bloquear. Si hay alguna rueda bloqueada o que gira mal, la limpiaremos lo mejor posible y echaremos unas gotas de aceite. Si no conseguimos que gire suave, puede ser necesario reemplazarla por otra nueva.

Evitar que las puertas correderas se atasquen

Comprobaremos también que los tornillos estén bien apretados, un tornillo flojo puede ocasionar que se descuelgue la puerta y que no deslice bien. Revisaremos que el carril esté bien sujeto y que no esté doblado por ninguna parte. Si es preciso, con un martillo y un taco de madera lo enderezaremos.

Una vez todo limpio y lubricado, ya podremos montar la puerta, seguro que ahora va muy suave. Solo tendremos que limpiar los carriles de vez en cuando y echar unas gotitas de aceite para mantener las puertas correderas en buen estado.

Te dejamos el resumen en el siguiente vídeo:

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