Si tienes un piso vacío cerca de algún centro de estudios o campus universitario, una buena opción es alquilarlo a estudiantes. Debes asegurarte de que la vivienda cuenta con el mobiliario básico y que está en condiciones para ser habitada. Después, toca decidir el tipo de contrato de alquiler, que en el caso de un piso para estudiantes puedes optar por uno tradicional, uno por temporada o el arrendamiento de una habitación en un piso compartido.
Contrato de alquiler de una habitación en un piso compartido
En este tipo de alquileres el inquilino tiene derecho a usar la habitación durante un tiempo determinado compartiendo las zonas comunes de la vivienda con los demás inquilinos y se encuentra regulado por el Código Civil. Debido al problema que están generando este tipo de alquileres, en comunidades como Cataluña, se han comenzado a aplicar limitaciones al precio del alquiler por habitaciones en aquellas zonas declaradas como tensionadas. Algo a tener en cuenta a la hora de realizar un contrato de este tipo.
Por otro lado, la duración del contrato será pactada de manera libre por las partes y sin prórrogas obligatorias para el propietario. Del mismo modo, se pueden fijar las formas de pago, las mensualidades y todo lo relativo al alquiler de la habitación.
Si quieres alquilar un piso atendiendo a esta modalidad, debes saber todas las implicaciones que tiene, es decir, las ventajas que te aporta hacerlo y los inconvenientes con los que te puedes encontrar a la hora de realizar el contrato.
Una de sus principales ventajas es que como arrendador, puedes alquilar las habitaciones estableciendo precios distintos para cada una de ellas. Es decir, puedes basarte en el tamaño, la orientación… para fijar un precio. Por otro lado, es mucho más fácil saber cuántas personas están viviendo en el piso. A ello hay que sumarle que, no haya problemas entre los inquilinos, ya que al alquilarse el piso por habitaciones, el resto de ocupantes no tendrán que asumir el precio del alquiler completo si alguno de los inquilinos se marcha.
Desde el año 2025, es obligatorio inscribir este tipo de alquileres en el Registro Único de Arrendamiento, ya que están recogidos en la misma categoría que los contratos de alquiler de corta duración y turísticos. En cuanto a la gestión, el arrendador es el encargado de llevar el control de los gastos de inmueble y debe hacerse cargo de contactar con los proveedores de servicios cuando surgen problemas relacionados con los suministros en la vivienda.

Contrato de alquiler tradicional
El contrato de alquiler tradicional es aquel en el que se ofrece un inmueble, que es habitable y que está destinado a satisfacer la necesidad permanente de vivienda del arrendatario tal y como se recoge en el artículo 2 de la Ley de Arrendamientos Urbanos. Es decir, este tipo de contratos tienen una duración más larga que los anteriores ya que la persona que va a estar en el piso lo necesita durante periodos de tiempo prolongados. Cuando se hace un contrato de este tipo la fianza no puede superar una mensualidad de la renta establecida, y las garantías complementarias que puedan incluirse, no podrán en ningún caso, exceder de dos mensualidades. Esto es así, cuando el contrato tiene una duración de 5 años, en el caso de que el arrendador sea un particular, o de 7 en el caso de que sea una empresa. Es decir, la Ley de Vivienda 12/2025 establece que cuando el propietario de una vivienda es un particular, el contrato tiene una duración máxima de 5 años, si se trata de una empresa, este tendrá una duración superior, de 7 años.
Este tipo de arrendamientos suponen una mayor tranquilidad para el arrendador ya que el estudiante debe pagar la renta durante todos los meses que dure el contrato. Es decir, aunque solo esté viviendo de manera efectiva en la vivienda durante los meses lectivos (de septiembre a junio) deberá abonar también el verano. Los inquilinos en este caso serán los encargados de gestionar todo lo relativo a la vivienda en cuanto a contratación de servicios y gestiones con los mismos. Como el piso se alquila al completo, se puede establecer que sea una sola persona la que realice el pago para que la gestión sea más sencilla. Del mismo modo, es posible domiciliar las facturas a nombre de la misma persona para que el inquilino sea el encargado de realizar dichas gestiones.
Por otro lado, debes tener en cuenta que el arrendador en este caso no tiene control sobre las personas que entran o salen de la vivienda. Es decir, si un inquilino se va, el resto asume los costes de la habitación que quede libre y por tanto puede buscar un nuevo compañero para esta. Se trata de una forma de arrendamiento que proporciona menos rentabilidad al propietario, ya que el precio del piso completo siempre es menor que realizándolo en otras modalidades como pueden ser el alquiler por habitaciones o por temporada.
Contrato de alquiler de temporada
Si quieres alquilar tu piso a estudiantes también puedes hacerlo por temporadas. Es decir, la Ley de Arrendamientos Urbanos, incluye una figura que te permite adaptarte a la temporalidad del mercado en este sentido, ya que los estudiantes suelen necesitar el piso durante el curso académico y no durante todo el año. El alquiler por temporadas permite que la duración del mismo dependa de eso, de la temporada, ya que podrás alquilarlo solo por curso académico, por trimestres, cuatrimestres, verano… El periodo de duración del contrato se establece libremente por las partes contratantes, en caso de que no existir una voluntad clara, se aplica lo expuesto en el título III de la Ley de Arrendamientos Urbanos y en el Código Civil.
En cuanto a la fianza, no puede superar las dos mensualidades de renta, aunque no existe un límite en las garantías complementarias. Para evitar abusos en este sentido, la normativa relativa a este tipo de contratos se está revisando, por lo que se pueden plantear nuevas opciones en el futuro.
El contrato debe especificar de manera obligatoria cuál es el motivo de la ocupación temporal, es decir, que se trata de un alquiler a estudiantes, que residen allí durante el curso, pero que mantienen su domicilio habitual en otro lugar diferente. Esto hace que el estudiante no tenga que empadronarse en el piso de alquiler y pueda seguir estando, por ejemplo en casa de sus padres cuando no está estudiando. Es fundamental, por tanto justificar adecuadamente el carácter temporal del contrato para evitar fraudes al respecto al evitar los derechos de arrendamiento de vivienda habitual.
¿Qué debe contener un contrato de alquiler a estudiantes?
Una vez que has decido la modalidad del contrato, deberás realizar uno que se encuentre acorde con la legalidad y que sea capaz de regir con total claridad los derechos y deberes de cada una de las partes. Así, en el contrato deberá constar:
- La fecha en la que se firma el contrato
- Datos personales: tanto del inquilino como del propietario
- Duración del alquiler
- Precio por mensualidad
- Fechas y forma de pago de las mensualidades
- Datos de la vivienda: dirección y descripción de la misma
- Inventario: para indicar qué está incluido en la vivienda, los muebles y enseres que hay en la misma para evitar problemas en el futuro.
- Condiciones particulares del contrato
Una vez redactado y leído por ambas partes, el contrato debe ser firmado por el arrendador y el arrendatario y ser registrado por el propietario en el Registro Único de Arrendamiento. En cualquier caso, no olvides pedir siempre una fianza o un aval para que en caso de impago o desperfectos puedas usar ese dinero para solventarlo. Así como disponer de una garantía extra, como el Seguro de protección de alquileres MAPFRE, con el que tendrás garantizado el percibo de tus mensualidades de alquiler en caso de impago, entre otras muchas ventajas para disfrutar de toda tranquilidad.