Son muchos los dueños de perros  a los que les gusta premiar a sus mascotas con determinados alimentos que se salen de lo habitual, con el fin de mimarles y mostrarles cariño. Sin embargo, a pesar de las buenas intenciones, este hecho no es siempre aconsejable: depende del alimento. Los hay que pueden causar graves problemas y enfermedades a nuestros animales. ¿Quieres saber de cuáles se tratan?

Cinco alimentos prohibidos para un perro

Muchos perros viven en nuestras casas como uno más de la familia. Eso hace que tendamos a tratarlos como si de verdad fueran humanos y creer, por eso, que pueden comer nuestra misma comida. A veces, un sentimiento de lástima nos hace ceder y les damos cosas de nuestro plato  sin pensar el grave daño que podemos provocar a estos fieles amigos.

 

Y es que al igual que pasa con los gatos, hay alimentos que nunca deberíamos darle, ya que podríamos perjudicar gravemente su salud:

  • El chocolate. Este alimento es una de las peores cosas que podemos darle a un perro. Contiene una sustancia, la teobromina, que su organismo difícilmente puede metabolizar. Afecta el sistema nervioso central, ocasiona hiperactividad, taquicardia, vómito y diarrea. En pequeñas cantidades, le puede producir dolores estomacales y mareos, pero si nos excedemos, le podemos provocar espasmos, convulsiones e, incluso, un ataque al corazón. De entre todas las variedades de chocolate, el negro resulta el más perjudicial.
  • Los huesos. A los perros les gusta mucho roer huesos, por eso todo el mundo cree que son un buen alimento para ellos, pero la verdad es que son peligrosos. Los huesos duros pueden dañar el esmalte de sus dientes o rompérselos. Además, si logran romperlos, alguna esquirla se le puede atascar en la tráquea y provocarle ahogamiento. Los peores huesos son los de pollo, porque son fácilmente astillables y si no los mastican bien puede que alguna astilla se les clave en el intestino causándole una hemorragia.
  • El azúcar y los dulces. El azúcar en exceso, lo mismo que en los humanos, puede causarles diabetes, obesidad y problemas dentales. La cosa se agrava en los perros, porque la ingesta de una pequeña cantidad puede ser desastrosa. El organismo de los canes es muy sensible al azúcar y, por tanto, se recomienda no dársela nunca, ni tampoco dulces ni productos azucarados.
  • Los frutos secos. En este apartado, se llevan la palma las nueces. El motivo es que son muy ricas en grasas y en fósforo, dos componentes que consumidos en grandes cantidades les pueden producir fuertes dolencias y la formación de piedras en los riñones, así como espasmos musculares, diarrea, etc. Las nueces de Macadamia, tan sabrosas y beneficiosas para los humanos, son las más tóxicas para los perros por su alto contenido en fósforo.
  • Las bebidas estimulantes, como el café, el té, y todas las bebidas que contienen alcohol, pueden resultar fatales para un perro. Aunque el sentido común nos dicta que no debemos darles este tipo de bebidas, los hay que se  las proporcionan a sus mascotas por diferentes motivos. La cafeína contiene metilxantina, sustancia que estimula el sistema nervioso del animal, provocándole hiperactividad, taquicardia, respiración agitada, temblores, inquietud, deshidratación, vómitos y sangrados, etc.

Esta sustancia está presente en otros alimentos y bebidas, como el chocolate, los refrescos, el té negro y en otros muchos. La teína también es un poderoso estimulante que no debe dársele a un perro. Por su parte, las bebidas alcohólicas causan los mismos efectos en el hígado y en el cerebro de un perro que en el de los humanos, pero con la diferencia de que, en los perros, con cantidades de ingesta mucho menores, el daño causado es considerablemente mayor. Sólo un poco puede causar vómitos, diarrea, desorientación, dificultad para respirar.

Ya lo sabes, si quieres cuidar la salud de tu mascota empieza por la alimentación y por proporcionarle un estilo de vida saludable. Además, mímale con la mejor de las protecciones: el Seguro para Mascotas de MAPFRE, una póliza flexible que permite contratar una cobertura básica (de daños al animal) o una ampliada que incluye la garantía de asistencia veterinaria. Además, en ambos casos se puede incluir de forma opcional la responsabilidad civil.